Sin inclemencias climáticas como la lluvia del día anterior, Maó pudo disfrutar plenamente de la fiesta del puerto en el último día de las celebraciones en honor a la Mare de Déu de Gràcia.
A media tarde un pasacalles con gigantes condujo a los maoneses hasta los muelles. Allí pudieron disfrutar de una exhibición de motos acuáticas y unas botas propulsadas por agua. Una serie de escenarios repartidos por toda la orilla de la rada salpicó de grupos musicales de estilos muy diversos la zona. esta múltiple oferta logró que miles de maoneses se acercaran al puerto para disfrutar de una jornada en la que el tráfico rodado estuvo cerrado.
Quienes también disfrutaron de la velada fueron los dueños de los locales de los muelles que llenaron ampliamente unas terrazas más extensas de lo habitual por la falta de coches.
Y ahora sólo toca esperar todo un año para que vuelvan a empezar estos festejos.