“Era una noche perfecta. El ambiente era bueno, los fuegos artificiales muy chulos, los chavales lanzaban guijarros al mar … Vamos, que era una noche guay. El paseo marítimo estaba hasta arriba. Como en todos los 14 de julio. Había decidido pasar la noche en la playa justo en el lugar donde el paseo marítimo se convierte en peatonal. Cuando terminó el espectáculo nos levantamos todos a la vez. Nos dirigíamos hacia las escaleras, apretados como sardinas en lata. Me movía en zigzag entre la multitud para llegar hasta mi scooter que había aparcado a dos pasos.
De pronto, a lo lejos, un ruido. Mi primer pensamiento fue: un gracioso ha querido montar sus propios fuegos artificiales por su cuenta y no los ha controlado. Pero no. Una fracción de segundo más tarde, un enorme camión blanco se lanzaba a toda velocidad contra la multitud mientras daba golpes de volante para llegar al máximo número de personas … ”
Es la vivencia de Damien Allemand, responsable del servicio digital del periódico “Nice Matin”. La ha recogido el diario “El País” y resulta sobrecogedora por las cuatro palabras con las que Damien comienza su relato: “Era una noche perfecta”. Una noche perfecta que acabó abruptamente con no menos de 84 vidas. Vidas más o menos perfectas, más o menos felices, más o menos completas, pero vidas que sus protagonistas vivían, saboreando al máximo, hasta que se las llevo por delante, otra vez, el sinsentido de la violencia.
El sinsentido de la violencia, con independencia del calificativo que pongamos detrás terrorista, religioso, machista, ecológico, económico, social…- vuelve a llenar los medios de titulares y los corazones de incomprensión, indignación, tristeza, miedo … Nadie parece ya protegido, cualquier instrumento sirve transformar un mercado, una plaza o un paseo en medio del caos, mancillado por vidas segadas, familias rotas. Y pese a todo, no se puede bajar la cabeza y renunciar a los valores que la violencia pretende arrinconar.
Se impone una oración silenciosa por las víctimas al dios o al espíritu en quien cada uno confíe, la solidaridad con las familias y la fortaleza de las instituciones y la ciudadanía para que episodios como el de Niza, más que atemorizarnos, nos animen a luchar para que cualquier persona, sea cual sea su lugar de nacimiento, de residencia, su creencia o expectativa vital, pueda disfrutar de los mismos derechos y libertades sin necesitar de reivindicarlos con la muerte de otras.
… That’s the point, ud. solicita una oración, como aquellos que en París sacaron aquello de “pray 4 Paris”, muy americano, muy neocon… pero no es eso, no habría que hacer llamamientos a la oración, pues eso da un poco de grima, más cuando piensas que los terroristas son precisamente energúmenos muy religiosos, que van precisamente a por la descreída Europa, la atea, secular y librepensadora Europa… por favor, no llamen a la oración, muchos no queremos oponer religiosidad de polo opuesto a religiosidad malsana de signo contrario, no es esa la cuestión… la mejor manera de luchar contra ese terrorismo religioso, es imbuirles un sano ateísmo, a ver si se acaban cayendo del guindo y paran de una vez…