Recientemente escribí sobre malas. Me salió así, aunque en estos tiempos de histérica corrección político-lingüística, debí referirme a mujeres que hicieron cosas no del todo correctas, no a mujeres malas. Sea como fuere, hoy querría hablar de mujeres buenas. Sé que los derroteros del discurso mediático no van ahora por aquí, pero me parecen dignas de mención un par de buenas noticias, de esas que pasan mucho más desapercibidas de lo que debieran, protagonizadas en esta ocasión por chicas.
La primera de ellas nos descubre When&Where, una aplicación que, según explican sus propias creadoras (LPSN Company), detecta anomalías cuando tú andas o corres, obtiene tu ubicación en tiempo real y si te paras o no te estás acercando a tu destino, te envía una alerta y si no la contestas en unos 30 segundos, envía tu localización a un contacto de emergencia.
El miedo a salir solas motivó estas cinco alumnas del IES Velázquez de Móstoles y su app de geolocalización para mujeres alcanzó la exigente final de Technovation Challenge, demostrando de paso como, partiendo de un aspecto negativo de la realidad que nos circunda- la inseguridad y la violencia machista- y de los propios sentimientos- se puede crear una solución capaz de mejorar la vida de otros (la aplicación puede ser útil más colectivos vulnerables, caso personas que padecen un enfermedad neurodegenerativa).
La segunda noticia se refiere a un encuentro de Copa disputado entre los equipos femeninos de la U.D. Alaró y el S.P. Son Ferrer. Uno de los vehículos en los que se desplazaban las jugadoras del equipo calvianero sufrió un accidente y a la hora de comenzar el partido, sólo nueve de ellas podían hacerlo. El Alaró decidió entonces disputar todo el encuentro con el mismo número de jugadoras. Ganó el partido igualmente y la gratitud y el reconocimiento del Son Ferrer, cuyo presidente alabó el gesto “por los valores deportivos que representa”.
Una app, un gesto deportivo. Dos pequeños granos de arena, insignificantes en el océano de negatividad y grandilocuencia en que nadamos. Crisis climática e institucional, desaceleración económica, cambio de valores…todo tremendamente grave y complicado. Pero la vida, la buena vida, no es eso. Es la pura cotidianidad, la inquietud y la creatividad de unas adolescentes, la deportividad en un campo de futbol. Un sinfín de pequeñas cosas que construyen el horizonte cercano en el que inspirarnos.