La llegada de la primavera anticipa una inminente temporada turística y los fijos discontinuos del sector turístico se activan para prepararlo todo. Pero un antiguo problema vuelve a llamar a la puerta; se necesita personal y no hay dónde encontrarlo.
De hecho no se trata de un solo problema, si no de una serie de problemas relacionados. El precio del alquiler de la vivienda se antoja difícil de afrontar para aquellos perfiles de trabajadores que vienen a la isla para hacer la temporada. Eso recorta el poder adquisitivo de quien tiene que hacer la maleta para trabajar en verano. Algunos perfiles son especialmente difíciles de encontrar aunque, para generalizar, la búsqueda de personal cualificado es harto complicada.
Este mismo problema trasciende el sector turístico y estos días lo estamos encontrando en las reivindicaciones de los sectores productivos; industria y construcción. Para atender el aumento de la demanda de construcción de casas e incluso de reformas, así como también en la construcción de embarcaciones o de otros muchos ejemplos, falta gente. Y no poca. Al no encontrar a personal que tenga experiencia o capacidad para ocupar puestos de trabajo en cada uno de estos sectores toda la cadena de producción se ralentiza o simplemente se para.
A parte de los costes de pagar a un profesional que pueda pagarse un techo, también hay el problema de encontrar a trabajadores que estén dispuestos a ocupar ciertos puestos de trabajo. La gente joven hace lo que haga falta para estudiar hasta obtener una alta cualificación. Pero ¿dónde están todos aquellos jóvenes que empiezan desde cero? Se necesitan obreros, peones, auxiliares.
Cada año hay menos personas jóvenes dispuestas a sudar la camiseta para entrar en un oficio desde abajo. Y eso está resultando un problema grave porque, de la misma manera que se precisan especialistas o personal altamente cualificado (que obtiene mejores rentas por su trabajo) de nada sirve si no hay trabajadores y trabajadoras que hagan los trabajos en los que se necesitan menos títulos y más horas de trabajo manual. Sectores como la náutica o la construcción en Menorca advierten estos días, uniéndose al turismo, del peligro que supone no tener a quien quiera trabajar en los empleos básicos.