Ya sucedió con la revolución industrial. En Menorca hubo un antes y un después tras la puesta en marcha de la primera industria que generaba electricidad, por ejemplo. El más reciente es la irrupción de internet. Es posible que haya oficios que dependan de la informática pero no hay uno (ni siquiera la artesanía) en el que las herramientas que han surgido en las ultimas decadas haya supuesto avanzar.
Los entendidos en el tema destacan que la Inteligencia Artificial (IA) ya está suponiendo otro salto tecnológico que no podemos ignorar. Ofrece la resolución por parte de máquinas de muchos trabajos que se pueden programar por ser repetitivos. Y eso a una velocidad jamás vista. ¿Qué nos queda? La creatividad en los procesos sigue siendo un espacio más humano. Pero tampoco tenemos la exclusividad. El mercado laboral se ve ya surtido de nuevas herramientas que agilizan procesos y que liberan al factor humano de esos puestos. Esto implica reinventar el organigrama de ciertos puestos e incluso de todo el tejido empresarial.
Vamos con algunos ejemplos de trabajos que peligran. Por un lado tenemos todos aquellos que dependen del cálculo rápido y exacto. En el currículum ya no va a ser muy relevante ser un gran matemático. Esto se relega a las máquinas. Por extensión, todo lo que implique números. Leer e interpretar una norma o ley para el cálculo contable acabará en manos de ordenadores que estarán actualizados y que tendrán el resultado antes de que nos lo diga ningún contable. Eso afecta a la bolsa de valores, la declaración de la renta, o todo lo que tenga que ver con numeros. Empresas menorquinas que trabajan con gran cantidad de datos turísticos (big data) gestionan informes de tendencias gracias al trabajo de robots e IA desde ya hace tiempo.
Cualquier problema de la economía se podrá preveer con tiempo y autoregular para garantizar la estabilidad de todo el sistema, eludiendo cracks que suman en la pobreza a las economias del mundo. Más que una teoría podríamos decir que es ya una realidad, aunque pueda tener aún ajustes a realizar que confirmen su eficacia total y , sobre todo, su justicia social.
Dentro de los oficios en serio riesgo está el relativo a la gestión de la información. Ya hay herramientas que analizan datos para generar noticias, lo que se traduce en que el periodismo automático puede dejar en la calle a muchas personas que ya no son necesarias para escribir o editar las noticias.
El tedioso trabajo administrativo, que conocemos también en Menorca vinculado a la burocracia lenta (según el ámbito en el que se trate), también quedará en manos de máquinas que atenderán y resolverán mucho más rápido. La administración en general será más eficiente en manos de la IA, ya sea para resolver en un tema urbanístico o judicial o de cualquier otro tipo.
Es verdad que hubo un tiempo en el que no recomendábamos traducir en línea un texto, documento o libro pero hoy, ser traductor, no tiene futuro porque con la IA la resolución de trabajos se acerca a la perfección.
Decíamos que nos quedaba la creatividad, pero siempre y cuando seamos capaces de mejorar los criterios de diseño de una máquina que tiene en su base de datos todo el saber del oficio. Al diseñar un vehículo, por ejemplo, se puede optimizar y resolver mejor el cálculo de espacio, aerodinámica y, en general, de todos aquellos aspectos que precise el modelo final. Este ejemplo sirve también para diseño de ropa o (de nuevo con ejemplos en la industria menorquina) de calzado. Hace mucho tiempo que los ordenadores optimizan aspectos como el mejor aprovechamiento de la piel (por ejemplo en el corte) pero esto ya se lleva a otro nivel cuando entra la IA puesto que contempla muchas más variables que ayudan a ahorrar costes o optimizar el producto.
Por imposible que parezca hay un avance abismal en los chatbots (mensajes grabados en centralitas que contestan de manera automática a una llamada). Cada vez son más realistas y eficientes en la resolución de la atención al usuario por lo que los perfiles de relaciones públicas también tienden a ver cómo cambia su puesto de trabajo, y mucho.
Ningún cambio radical del tejido laboral a hundido la economía puesto que siempre hemos sabido adaptarnos aunque quizás en esta u ocasión todo sucede más rápido.
