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“Oro olímpico”

Un artículo de opinión de Marta Pons Coll

(Foto: Pixabay)

Durante las dos últimas semanas, muchos hemos disfrutado de los encuentros deportivos
de los mejores atletas del mundo.

Tener frente a nuestros ojos a superhombres y supermujeres que hacen que lo difícil
parezca fácil y que conquistan lo que parece imposible hace que muchos y muchas
hayamos pasado horas frente a la televisión.

Desde que en 1896 se empezaron a celebrar los Juegos Olímpicos modernos, tal y como los
conocemos, han sido escaparate de innumerables demostraciones de superación, de
récords, de deportividad, pero también de decepciones, lágrimas y de momentos de
injusticia. Pienso, mientras escribo estas líneas, en el salto de Carolina Marín que a pocos
puntos de la final de bádminton le rompió la rodilla y el corazón, pero por supuesto hay
muchas historias más.

Y es que, ¿de qué estamos hechos si no de historias?

Además de inspirarnos y hacernos vibrar, los deportistas también nos enseñan valiosas
lecciones con sus palabras, con sus triunfos y con sus derrotas. Son ejemplo de
deportividad, perseverancia, excelencia, trabajo en equipo, motivación, liderazgo y
resiliencia, valores sin los que no podrían llegar hasta donde están.

Porque no debemos olvidar que hay mucho recorrido tras esas marcas y resultados que nos
dejan sin respiración y que ni las cosas, ni las medallas, llegan solas.

Los valores que llevan a los deportistas al podio de los campeones no son únicamente
importantes en el deporte, sino que también lo son en nuestro trabajo y en nuestro día a día.

Y así, con la actitud adecuada y el constante aprendizaje es cómo se conquistan los
auténticos éxitos. Los que saben a oro olímpico.

Y tú, ¿en qué eres oro olímpico?


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