La epilepsia es una patología crónica de origen neurológico caracterizada por accesos repentinos acompañados de convulsiones y pérdidas del conocimiento, así como de otros efectos, causada por un exceso de actividad eléctrica de las neuronas. Cuando una persona tiene al menos dos de esos episodios en su vida, ya puede decirse que sufre esta enfermedad.
Aunque las crisis no suelen ser graves y duran apenas entre uno y cinco minutos, es importante saber cómo actuar para minimizar o evitar los posibles riesgos.
Lo primero y más relevante que debemos hacer, es mantener la calma en todo momento y retirar de alrededor cualquier objeto que pueda ocasionar algún daño a la persona, colocar una almohada o una prenda debajo de la cabeza para que no se golpee contra el suelo y tumbar a la persona de lado. También hay que tener en cuenta que no se le debe administrar ningún medicamento o alimentos por la boca para que no pueda atragantarse y tampoco sujetarle para que no se mueva o paralizar las convulsiones.
Sólo llamaremos a emergencias si las convulsiones duraran más de diez minutos o el afectado haya podido lesionarse.
Hay dos tipos de epilepsia:
- La Epilepsia Focal (en la que sólo están afectadas unas neuronas concretas).
- La Epilepsia General (cuando todas las neuronas están afectadas).
Las causas que originan esta enfermedad son diversas, pudiéndose: genética, estructural (aparece a consecuencia de algún hecho concreto como un traumatismo, ictus, tumor, infección, consumo de alcohol o exposición a sustancias tóxicas, etc.) o desconocida (cuando se producen lesiones estructurales microscópicas, difíciles de determinar).
Justamente de este último grupo, son la tercera parte del total de los diagnosticados.
Afortunadamente, el 70% de las personas epilépticas se controla con tratamiento farmacológico. El resto, pueden requerir cirugía o dietas cetogénicas para su control.
.- Este es un artículo de Eva Remolina y AMIC para Menorcaaldia.com
La Epilepsia: qué es y cómo actuar ante una crisis
