Desde el FICME destacan que "el compromiso del festival con los jóvenes creadores no es solo a nivel de programación, sino también a través de la formación. Durante seis meses —de enero a junio—, el FICME ha organizado un taller conducido por el cineasta menorquín Macià Florit, autor, entre otros, de los tres primeros spots del festival. Durante este periodo de tiempo, Florit ha seguido cinco proyectos de siete alumnas que se presentarán a la sección Talent Jove".
Para Florit "ha sido precioso ver este proceso creativo desde dentro” y explica que todos los cortos resultantes son, de alguna manera, "la traducción audiovisual de las consecuencias vitales y emocionales del confinamiento y el año de pandemia".
Por esto, por "el potencial y buenos resultados de este taller —que ha sido posible, también, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Maó— la organización pretende que pueda ampliarse y llegar a talentos de todo Baleares en un futuro".
Este año, un total de once obras formarán parte de la selección Talent Jove:
- Maria Miquel y Erik Anderson proponen una pequeña pero poderosa fábula ecologista en Consciència;
- Ángela Tortajada explica la historia de una chica extraviada y su encuentro con un singular personaje en Entelequia;
- Marta Kinkenberg plantea una nostálgica alegoría audiovisual sobre el paso del tiempo en dos espacios diferenciados en Flow of Time;
- Clara Vizcaíno juega con la comedia en una accidentada cita en un restaurante en Mesa para dos;
- Maria Hernandez Ruiz representa el luto de un padre de familia en una situación absolutamente contemporánea en Sàvia; y
- Arnau Cloquells conjuga mar y surf para hablar de sostenibilidad en Tao.
A estos cortos se suman las cinco piezas realizadas en el marco del taller organizado por el FICME:
- Com sa llimonada i es gin, de Clara Marquès y Judit Bosch, una pieza vitalista y llena de luz que exalta el valor de la amistad, especialmente en momentos de distanciación forzada;
- Com si fóssim gavines, de Araceli Florit, relato cronológico en primera persona de la llegada de la pandemia, de los sueños que quedaron a medias y de la receta de la esperanza;
- Del camp, de Judit Bosch y Clara Marquès, documental sobre la vida en el campo menorquín a partir de testigos de campesinos de diferentes generaciones;
- Encerrados, de Andrea Lopera, representación del confinamiento y de la angustia que brota entre las cuatro paredes; y
- M’he despertat somiant, de Darina Dvorakova, una historia de una amistad con toques surrealistas y un realismo mágico que nos descubre la cara oculta de nuestro día a día.
