Nada tendría de extraordinario hablar de un hecho que se repite todos los años por estas fechas: improvisas una salida, llamas para reservar y te comunican que ya no hay sitio. O te presentas en el local esperando que, como la semana pasada, te ofrezcan sentarte pero ya no es posible. Lo que diferencia esta escena de la de otros años es que había una duda razonable de si podría suceder teniendo en cuenta que ha caído el número de turistas extranjeros. Sin embargo hay que tener presente:
1. Agosto es el momento donde la mayoría de personas cogen sus vacaciones
2. Hay menos turistas, pero hay. Y vienen para disfrutar de la oferta (también gastronómica) que se encuentra en Menorca.
3. Hay más turismo peninsular. Familias que en otra tesitura habrían optado por un viaje al extranjero y que venir a Menorca es lo más parecido sin salir del país y aprovechando que es un territorio con pocos casos de COVID
4. Hay más turismo local. La gente de Menorca está consumiendo en Menorca, más que de costumbre. Y eso se nota.
5. Hay menos establecimientos abiertos. Al menguar el número de mesas disponibles, los locales abiertos lo tienen más fácil para llenar. Además, cumpliendo con los aforos establecidos dejando espacios libres entre mesas, comer en tu restaurante favorito por estas fechas es más complicado a menos que seas previsor y reserves con bastante tiempo.
Por lo que se entiende de estos factores, el beneficio que van a obtener los restaurantes será el necesario para no generar pérdidas, siempre y cuando se mantenga un buen ritmo a lo largo de agosto, lo que sigue en el aire. Las últimas decisiones de las autoridades de cerrar locales de fiestas para frenar el aumento de casos en la península donde las generaciones de jóvenes están propagando la enfermedad por reunirse en las discotecas genera más incertidumbre de cara al sector del ocio en las próximas semanas.