En el marco de la Escuela de Salud Pública se desarrolló una sesión en la que Ellen F. M. ‘t Hoen e Irene Bernal pusieron sobre la mesa cómo es el funcionamiento de la creación, patente y comercialización de una vacuna. Los procesos, tal como funcionan a día de hoy, dejan en manos de las farmacéuticas el control y poder económico sobre la vacuna resultante del proceso de investigación y producción de esta esperada solución.
Pero el marco en el que sucede, de pandemia global, requiere de un nuevo y mejorado marco legislativo que permita que la vacuna resultante sea efectiva, de acceso universal para todo el mundo y a un coste asumible. La realidad es otra; varios equipos independientes están compitiendo por obtener la solución y el ganador se lleva el premio gordo. Si desde el ámbito político no se actúa en la dirección adecuada, lo que puede suceder es que la solución al coronavirus solo la tengan unos países e incluso solo unos estratos sociales.
Si tomamos de ejemplo la campaña de vacunación de la gripe común, veremos que las dosis que se sirven año tras año se inyectan en un determinado perfil poblacional; los denominados factores de riesgo. Sin la necesidad de vacunar a toda la población, se consigue un efecto barrera que frena la propagación del virus puesto que los huéspedes más probables, aquellos que tienen el sistema inmunitario bajo, reciben un estímulo a sus defensas. El virus tiene dificultad para avanzar y apenas se desarrollan unos pocos casos fáciles de tratar.
Con el COVID 19 hay que entender que nos enfrentamos a un virus que tiene la capacidad de trasmitirse más rápido. Eso significa que para controlarlo hay que mejorar en la identificación de los casos y ampliar el radio de actuación preventiva, con lo que una vacuna aplicada a un mayor número de individuos ayudará a reforzar de manera más efectiva a todos.
La Organización Mundial de la Salud ha señalado que en 2021 podría empezar a distribuirse la vacuna, aunque de manera desigual. Los países de más recursos tendrán antes el remedio y estipulan que en 2022 podrían ya haber distribuido suficientes para que se desarrolle suficiente inmunidad colectiva contra el virus.