Miguel Ángel Furones fue un nombre destacado del mundo de la publicidad de este país y entre sus pasiones estaban escribir y Menorca. Furones falleció el pasado 28 de abril por complicaciones derivadas del COVID.
Como escritor empezó dirigiendo sus palabras al propio ámbito de la publicidad del que bebía, con obras como El mundo de la publicidad. También dedicaría una obra a la poesía con El color de las palabras, un cuento titulado Quince historias que vienen a cuento e incluso un ensayo sobre la red global con el título de Tres mil años de internet. No fue hasta el 2012 que se anima con una novela; El escritor de anuncios. Luego llegarían Primera clase y El Té de Kunming.
Su relación con Menorca contaba ya con 34 años de ir y venir entre la gran ciudad y la isla bonita. Algo que acabó convirtiéndolo en actor de la película La isla bonita de Fernando Colomo.
‘Todo dura nada’ fue una novela donde los protagonistas Martí y Alicia son, junto a la propia isla de Menorca, un menaige a trois que Furones salpica de referencias claras a la gastronomía y a empresas fácilmente reconocibles.
Regaló esta obra a través de un enlace desde su red social y tras las primeras críticas recibidas se animó a revisarla en un futuro para convertirla en una novela mejor acabada. En Todo dura nada, un periodista de Menorca mantiene una relación con una mujer de fuera de la isla. El carácter diferente impregnado de la condición insular uno, liberada y pasional otra, ejercen una atracción de pasiones y lecturas que retratan de alguna manera nuestra sociedad, con las maravillas que ofrece la isla y con -a veces- los prejuicios de quienes viven “aislados”.
Como curiosidad, en tiempo de la pandemia, el hijo de Miguel Angel participó de un video donde la Orquesta Clásica Santa Cecilia interpretaba de manera coral y a distancia el tema Resistiré, que se convirtió en un himno en el momento del primer confinamiento.
