Ayer nueve personas se jugaban la vida en el Estrecho para llegar a España.
Las leyes, y el concepto de actual de frontera entre el continente africano y Europa, crean graves desigualdades e injusticias. El trato a quien intenta atravesar las alambradas es cruel. Las redes de trata de personas, igual que lo hacían hace siglos con los esclavos, amansa un lucrativo negocio explotando sexualmente a niñas o a jóvenes. Y eso llega hasta nuestra latitud. Maleno conoce casos de prostitución en las islas en los que una falsa promesa de prosperidad mantiene presas a mujeres jóvenes contra su voluntad para ejercer la prostitución. El miedo, la coacción y la violencia hacia ellas las mantiene sumisas a un círculo del que esperan poder escapar algún día.
La migración masiva de personas de África y Oriente Próximo hacia Europa ha puesto en duda de si las políticas que se aplican se hacen pensando en personas o en mercancías.
Nigeria es un ejemplo claro de cómo hay un flujo de personas que están en manos de las redes de tráfico de personas. Este mercado de la explotación sexual es tan fuerte que sigue funcionando hoy sin que los políticos hayan podido ponerle cerco. De hecho, Maleno considera que las herramientas legislativas deben estar al servicio de los derechos humanos básicos reconocidos y que, en este caso, están muy lejos de cumplirse. Especialmente en detrimento del género femenino.
El Fons Menorquí de cooperació, dentro de su programa Menorca es mou, ha presentado la charla de la periodista este viernes en Es Mercadal.