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Añoranza de “Bulería” y “Corazón latino”

4.000 personas vibran con David Bisbal en un concierto en el que se echaron en falta algunos de sus temas más conocidos

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El almeriense, en plena actuación en el Estadi Maonés.
El almeriense, en plena actuación en el Estadi Maonés.

La expectación era máxima y el despliegue técnico y artístico de David Bisbal estuvieron a la altura de esa expectación, de la solvencia y la entrega que le caracterizan. Pasaban pocos minutos de las diez de la noche cuando el almeriense, ataviado con camisa y pantalones blancos, y americana y zapatos negros, salió al escenario con su “Tú y yo”, entre los aplausos del público congregado en el Estadi Maonés, unas 4.000 personas. Bastantes niños –unos habían arrastrado a sus padres, otros les acompañaban, quizás sin querer- y muchísimas cámaras eran testigos del inicio de un concierto el que Bisbal presentado su último disco, además de algunas de sus canciones más conocidas,lo que le sirvió para vencer, pero no para acabar de convencer, a los no incondicionales, se entiende, por diferentes razones.

La entrega del almeriense y la potencia de su voz, incuestionables, meritorias a estas alturas de verano, chocaron con la amplitud del estadio y con el público menorquín, al que le cuesta entrar en calor, y con una circunstancia que, quizás, pasa inadvertida para los artistas de la proyección de Bisbal en su esfuerzo por ofrecer una gira diferente cada nuevo trabajo. Encontrar el equilibrio entre la propia progresión musical y artística, y la satisfacción de público no es fácil. Más en lugares pequeños, más cuando no te has prodigado en concierto en esos lugares. En el concierto de anoche había muchos fans de David Bisbal, pero también muchas personas que acudían al Estadi Maonés no tanto por Bisbal sino para no perderse el concierto del verano.

El público coreó las canciones más populares el artista.
El público, expectante, al inicio del concierto.

Unos y otros, disfrutaron, pero todos echaron en falta algunos de los grandes temas que han dado fama y popularidad a Bisbal y que nunca han tenido ocasión de escuchar en directo en Menorca. Tras “Tu y yo”, se escuchó “Ave María” y un buen número de baladas y de temas preferentemente sosegados, como “24 horas” o “Dígale”, una de las canciones más coreadas y que se apuntó los momentos más emotivos de la noche, que se combinaron con otras más animadas como “Esclavo de sus besos”. Cerca de las once y media, el artista se retiraba, una retirada que sabía a bis, como así fue. A su vuelta, Bisbal, que había mudado la camisa en camiseta negra, regalaba al público su “Al-Andalus”, ese canto a su querida tierra, su reivindicativa “Torre de Babel”, su “Mi Princesa” y las “Diez mil maneras”, también muy coreada por el público menorquín.

No ha hubo más. Como la Cenicienta, cumplida la medianoche Bisbal abandonó el escenario prometiendo volver, sin que el respetable reclamase de manera colectiva lo que comentaba de manera unánime mientras se marchaba del Estadi Maonés: “Corazón Latino”, “Bulería”. Que quedan lejos, sí -son temas de 2002 y 2004- pero Bisbal nunca los ha interpretado en Menorca,  Isla que visitaba por primera vez, pero con los que el almeriense hubiesen puesto el broche de oro al concierto del verano 2014, dando a su “hasta otra” un tono más festivo y más cálido.

 


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