Bastante antes de que llegaran los planetarios cubos de agua helada, Jesús Manzana, un aquejado de esclerosi lateral amiotrófica, y su esposa, Cristina de Santiago buscaban un lugar para pasar sus vacaciones, algo que no les resultó tan fácil como inicialmente pensaban. El matrimonio encontró en Menorca, un marco idóneo y en Artiem un grupo hotelero sensible, tanto que hizo suya la problemática de Manzana, quien, desde entonces, repite en la Isla por las facilidades y el cariño que les brindan a él , a Cristina y a su cuidadora.
Bastante antes de que llegaran los planetarios cubos de agua helada, tres deportistas menorquines- Dani Coll, Raul Riudavets y Josep Garriga, solían “vender” los kilómetros que sumaban en su participación en las actividades deportivas de la Isla a amigos, compañeros y familiares. Todo lo que recaudaban lo donaban a la Asociación de la Esclerosis Múltiple de Menorca, una entidad que nació para luchar contra el desconocimiento que existía sobre la enfermedad y ayudar en su travesía a los afectados por ella, según explica su presidenta Isabel Garriga.
Un poco antes de que llegaran los planetarios cubos de agua helada, los deportistas, que afirman sentirse unos privilegiados convencidos de que con poco se consigue muchísimo, decidieron cambiar la venta de kilómetros por la de camisetas. Ahí estaban Artiem, cuyo director es triatleta aficionado, dispuesto a sumarse a la iniciativa, y también Lagencia y Bordados Menorca. El resultado: 700 camisetas técnicas que se han vendido, prácticamente en su totalidad, en el marco de la Lliga de Curses Populars 2014.
700 camisetas negras- como la desilusión que envuelve una enfermedad degenerativa como la esclerosis- y verdes- como la esperanza de que mejorar la vida de los enfermos, quién sabe si encontrar cura para ellos- que son mucho más que una prenda para salir a entrenar y a competir. Son un mensaje inequívoco de que, efectivamente, gestos sencillos pueden contribuir a cambiar la realidad que nos envuelve en todo aquello que resulta cruel e injusto.