Joana Maria Camps podría estar viviendo sus últimas horas como consellera d’Educació. El varapalo judicial del pasado martes, su nula relación con el colectivo de docentes, el desgaste personal de las críticas y su distanciamiento con Guillem Estarellas, secretario autonómico de educación, habrían colmado la paciencia de José Ramón Bauzá y la de la propia consellera.
Después de librar una dura batalla con los profesores con el TIL como principal argumento, el Govern podría haber dicho basta. El fallo de hasta tres sentencias contrarias a la aplicación del Tratamiento Integral de Lenguas ha minado de forma definitiva la moral y la imagen de Camps, que parece haber agotado todo su crédito ante el Consolat.
No en vano, el Govern optó porque fuera la consellera de Administracions Públiques y portavoz del Ejecutivo, Núria Riera, la que apareciera ante los medios de comunicación para valorar las sentencias y explicar la hoja de ruta que iba a seguir el Govern. Según una información de Diario de Mallorca, Bauzá habría dado órdenes de que Camps no volviera a hablar en público.
Sus últimos gazapos referidos al informe PISA, al que tradujo como “Trepitja” o cuando habló del museo MOMA como “sa Moma”, aconsejaron que no compareciera ante la prensa.
Es más, esta misma información habla de que en el Consolat hace días que buscan un sustituto a Joana Maria Camps para tratar de aliviar las tensiones con la comunidad educativa, a pesar de que no parece sencillo encontrar a alguien que quiera asumir un cargo que va a estar en la diana hasta las próximas elecciones autonómicas.
Hoy mismo podría darse un relevo, que situaría a Núria Riera al frente de Educació y al menorquín Juan Manuel Lafuente como titular de Obres Públiques.