Menorca vivió la ‘bunyolada’ en casa a la hora de los ágapes y salió a la calle para festejar Halloween. Esta tradición importada se va imponiendo entre el público más joven como se pudo constatar en el centro de Maó. Desde media tarde las calles se llenaron de niños y adolescentes disfrazados de seres monstruosos y diabólicos para recordar la cercanía de la fiesta de los difuntos.
En s’Esplanada hubo una carpa con actividades para todas las edades mientras el desfile espectral no cesaba por las calles.
En algunos barrios como Andrea Doria se organizó el tradicional Castillo del Terror en el que no faltó ni una parca acompañada de una doncella, ambos a lomos de sendos caballos.
Este mismo ambiente fantasmal se pudo vivir en la gran mayoría de municipios de Menorca con la complicidad de muchos adultos que ante la amenaza del “Truco o trato” optaron por dar dulces y caramelos con los que evitar una terrible maldición.
Ya habrá más días para comer buñuelos.
