Ver cómo ha evolucionado su pintura a lo largo de los años es uno de los principales objetivos de la exposición retrospectiva que Zulema Bagur (Maó, 1963) acaba de inaugurar en la sala municipal del Roser de Ciutadella.
Para ello, la artista se ha servido de las capillas de la antigua iglesia para dividir por temas y no cronológicamente, una selección con unas 70 de sus obras creadas en los últimos 25 años. Temas que, siempre con inspiración en la naturaleza, básicamente de Menorca, llevan títulos como ‘Arquitectures’, ‘Pedra-Terra’, ‘Aire-Mar’, Món vegetal’, ‘Ports’, ‘Fons marí’ o ‘Nuesa’.
En cada uno de estos apartados hay obras de diversas épocas y, así, puede apreciarse mejor su evolución, con pinceladas cada vez más firmes y más espontáneas y con el color que itinera hacia una mayor fuerza e intensidad. A todo ello se le une, también, algunos de los breves textos con los que Zulema Bagur acompaña de vez en cuando su pintura, siempre con el intento, pese a inspirarse en la naturaleza, de no copiarla sino de expresar ideas y sentimientos que provoquen otras sensaciones y recuerdos a quien contemple sus creaciones.
Una mención especial merece la integración de tres de sus instalaciones en el Roser: la vaca que ya presentó en el Street Art de Alaior, la llamada ‘Germinació’ que preside el centro del espacio expositivo, y la denominada ‘Diàleg’, con dos sillas, una frente a otra y en posición de diálogo, una con palabras ‘pegadas’ y otra con palabras ‘colgadas’.
Además, en la muestra del Roser, auspiciada por el Consell de Menorca y enmarcada en los actos del Dia de les Illes Balears, se incluye un apartado dedicado a sus orígenes, con sus primeros pasos pictóricos como artista, que se dieron más o menos a sus 17 años; otro reservado a parte de su trabajo de diseño gráfico y cartelería; y aún otro relacionado con su día a día en el taller.
De hecho, si ver su evolución artística es uno de los grandes objetivos de la muestra, el segundo, según ha comentado Zulema Bagur, es mostrar todo el proceso de creación artística en el que ella misma se sumerge desde que ven la luz los primeros bocetos hasta la conclusión de la obra.
Precisamente, junto al apartado del día a día en el taller, la pintora muestra el proceso creativo que ha realizado con la vidriera que ha creado para la Reynolds Fundation de Maó. Esa vidriera, de 8,47 m. de altura y 2,45 m. de ancho, ya está acabada, aunque el montaje completo, lógicamente, podrá verse cuando sea inaugurado el museo de la Reynolds Fundation en la calle Isabel II de Maó. De momento, en el Roser pude verse un boceto de partida y uno de los 14 vidrios utilizados, además de un vídeo que complementa la comprensión de este proceso.
En el Roser, la retrospectiva ‘Zulema Bagur (1990-2015)’ podrá verse hasta el 28 de marzo. Luego, del 17 de abril al 20 de mayo, recalará en el Claustre del Carme de Maó.
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