Una inauguración este sábado y una jornada de puertas abiertas el domingo servirán para abrir las puertas de forma definitiva a a Can Oliver después de su restauración. Lo hará como un centro museístico especializado en los siglos XVIII y XIX sobre todo en el periodo de la dominación británica con una superficie de más de 1.000 metros cuadrados.
Pero Can Oliver es mucho más. Se trata de una casa señorial levantada por Llorenç Oliver a finales del XVIII. Tiene todas las características de la mansión de una familia rica de comerciantes con una de las mejores torres de vigía para otear el puerto y ver si se acercaba algún buque mercante.
Sus paredes están decoradas por pinturas murales realizadas por los artistas sicilianos Stefano Cotardi y Giuseppe Patania quienes cobraron una generosa suma para no volver a trabajar en Menorca y que el decorado de Can Oliver fuera único. Se da la circunstancia que, a pesar de todo el dinero invertido en esta casa señorial para el proyecto museístico no se restauraron los frescos aunque aún gozan de buena salud. Para el teniente de alcalde de Educació, Simón Gornés, se trata de “una asignatura pendiente”.