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La mejora genética del ganado menorquín

Una opinión de Lola Maiques Flores

Con Goldwyn Jara uno no puede evitar que le venga a la cabeza aquello “tengo una vaca lechera, no es una vaca cualquiera”. La frisona de la finca de Algendar d’en Gomila ha conseguido el primer premio en el Concurso de Primavera que organiza la Confederación Nacional de esta raza que se ha celebrado a finales de marzo en el Mercado de Ganado de Torrelavega, en Cantabria.

El ejemplar menorquín fue seleccionado en un concurso en el que participaba 250 reses de sesenta ganaderías de siete comunidades autónomas, y el reconocimiento le llegaba después de haber ganado las dos últimas ediciones del Concurso Morfológico de Raza Frisona de Menorca.

Son diferentes los aspectos que valoran los jueces a la hora de dar un premio pero es importante subrayar que el esfuerzo por mejorar la raza no es una cuestión de estética, obviamente, sino de rentabilidad. Goldwyn Jara aporta unos 60 litros de leche al día, el doble de la capacidad lechera de una vaca normal.

La mejora genética de la especie ha sido una de las líneas de actuación del campo menorquín. Los agricultores de la Isla son conscientes de que tienen que redoblar esfuerzos para obtener una mejor rentabilidad de sus explotaciones. Innovar y apostar por la excelencia, dos actitudes que siempre se reclaman para el sector empresarial, también son de aplicación al agroalimentario.

Goldwyn Jara es el resultado de esta apuesta, que se juega más o menos conscientemente, pero que marca el camino a todos los menorquines que luchan, desde la vertiente empresarial, porque la Isla no pierda el rumbo en una economía cada vez más competitiva y globalizada. Enhorabuena a Algendar d’en Gomila y tantos como ellos.


Comment

  1. Si los ganaderos que crían caballos de raza menorquina hiciesen lo mismo otro gallo cantaría. Es una pena que el caballo menorquin de cada vez vaya a peor. Poca calidad, le faltan movimientos, mal carácter, etc. Y aun sabiéndolo todos desde la asociación de criadores no le ponen remedio ni buscan soluciones. Todo ello sin hablar del exceso de consanguinidad. Es una pena, pero hemos llegado a la penosa situación de que hay criadores que hasta regalan sus ejemplares, o los malvenden por 100 eurillos. Da pena.

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