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FINAL DE UNA ETAPA: BUEN VIAJE SRA. PONS

Joan Triay. Portavoz de UPCM.

Hay que ver la sarta de descalificaciones gratuitas sin argumentar para nada que me ha dirigido la Sra. Auxiliadora Pons Sabater, en una lacrimógena carta de despedida en la que ha esquivado gentilmente nombrarme después de asegurarse -eso sí- de identificarme sin ningún género de duda como blanco de sus invectivas, porque “el portavoz de uno de los grupos de la oposición” (en masculino) es evidente que sólo hay uno.

De “episodios desafortunados”, “distorsiones de la realidad”, “afirmaciones de poca o nula veracidad”, “insultos a la inteligencia”… y toda la letanía que menciona ha “protagonizado” uno detrás de otro la regidora de cultura. Efectivamente una mentira no se convierte en realidad por muchas veces que sea pronunciada, ni siquiera aunque se plasme sobre un decreto. Y de falsedades la Sra. regidora ha dicho unas cuantas aunque quiero pensar que por el desconocimiento absoluto que ha demostrado tener de su propia área.

La gente de lo que ha demostrado estar harta es de mala gestión e  incompetencia (y en este caso el sustantivo incompetencia no es una descalificación sino una definición). Al respecto es ilustrativo recordar lo bochornoso que fue que la regidora del área se presentase a una reunión de la “Fundació Ciutadella Cultura” ante unas cuantas entidades, sin saber siquiera lo que ella misma había firmado, pretendiendo que “solo había firmado la entrega de las llaves del Teatro des Born” y yo mismo tuviese que desmentirla aclarándole que en realidad la entrega de las llaves la habían firmado solamente representantes de la constructora y el Ministerio, porque lo que realmente firmó la Sra. Pons Sabater –aunque no se hubiera enterado varias semanas después- era la entrega de las obras del Teatro.

O lo inconcebible que resulta que una regidora que llevaba en el ejercicio de su cargo más de tres años y medio, todavía desconociese a esas alturas,  que el proyecto de equipamiento escénico del Teatro des Born estaba pagado al mismo arquitecto que había redactado el proyecto de reforma. Y que su reacción en cuanto se lo hice saber fuese tener la prepotencia de  manifestar inicialmente que igualmente lo encargaría y volvería a pagar –con el dinero de todos los ciudadanos- a otra empresa.

Aunque su escrito le ha salido tan narcisista que no contiene el menor atisbo de autocrítica, se dedica mayormente a tirarse flores y practicar lo que critica, la verdad es que ni la Sra. Pons ni la mayoría de los miembros de su equipo admiten críticas por constructivas que sean y aunque admito que en alguna ocasión he tenido que echar mano del sentido del humor para describir algunos episodios de lo más esperpéntico en los que han incurrido, la Sra. Pons no ha sido parca a la hora de descalificar públicamente a nadie y, para demostrarlo, por si su última carta no fuera suficiente, resulta que la agresividad de uno de sus pinitos literarios provocó las quejas ante el mismo Pleno de otros grupos de la oposición.

Lo que desvirtúa los valores de la democracia, es la negligencia, pasotismo e irresponsabilidad en el ejercicio de un cargo público y la falta de transparencia. Lo que desprestigia a las personas es su propia actuación y no saber estar a la altura de las circunstancias. Y de familia tenemos todos, por eso jamás se me ha pasado por la cabeza cometer la bajeza de incordiar a nadie por ser pariente de un adversario político, cuando no todos sus compañeros de viaje pueden decir lo mismo, ni mucho menos.

En fin buen viaje. Y a la vista su carta y de la lamentable “herencia” que dejan en general y en cuanto al Teatro des Born en particular, mejor dedíquese a la literatura que cualquier género de ficción probablemente se le dará razonablemente bien y todos saldremos ganando.


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