J. L. García Llagües
Estaba llamado a ser uno de los culebrones deportivos del verano, pero parece ser que la historia ya tiene final. Al menos de momento. El Real Madrid ha hecho ya oficial que Sergi Llull ha renovado por seis temporadas y portavoces del club y el propio jugador protagonizarán esta tarde (a las 19:30 horas) una rueda de prensa para profundizar en los detalles de la decisión. El playmaker de Maó se enfundará una temporada más la elástica blanca. Y en Menorcaaldia hemos querido analizar cuales podrían ser cinco de las principales razones que han llevado a esta situación, a este “no” a los Houston Rockets.
1. Mejor ser cabeza de ratón…. que cola de león. Que Sergi Llull es uno de los jugadores exteriores más decisivos en la actualidad en los pabellones del Viejo Continente es algo que todo el mundo sabe. Ya se codea -por fundamentos técnicos, garra y potencia física- con primeras espadas como el griego Vassillis Spanoulis, el serbio Milos Teodosic o el ahora castigado por las lesiones Juan Carlos Navarro. El heleno y el español son más mayores (32 y 35 años) y el serbio (28 años por 27 de Llull) lleva unas temporadas más irregular que de costumbre. A bote pronto se me ocurre que en los campos europeos también nos podemos encontrar con americanos como Tyrese Rice -que parece querer contratar el F. C. Barcelona este verano-, pero el playmaker que dinamitó la Final Four que el Real Madrid perdió contra el Maccabi aún no forma parte del poker de jugadores exteriores que dominan el basquet europeo. Sergio Llull habría decidido quedarse en el Real Madrid para sentirse importante de nuevo, para formar parte de la historia del equipo blanco con más títulos y no perderse en el maremágnum de una NBA de dimensiones colosales. Un ejemplo claro es lo que ocurrió con Dejan Bodiroga, que una y otra vez dijo “no” a la mejor liga del planeta porque prefirió “ser cabeza de ratón que cola de León”.
2. La renovación de Patrick Beverley. El base menorquín estaba llamado a pelear la titularidad en Houston Rockets con Patrick Beverley, un jugador con un buen caché en la NBA aunque no es un base al uso. Ganó la competición de habilidades en el allstar de este año y es un buen defensor, pero el norteamericano no es un playmaker de esos que maneja el balón y decide. Con un estrellón como James Harden al lado -éste si manosea la bola todo lo que quiere, este sí que se tira todos los tiros que haga falta- forma una dupla bastante equilibrada, aunque es cierto que Houston a veces sufre cuando a Harden se le sobremarca. Al parecer Beverley ha firmado un contrato de cuatro años y 25 millones -similar al que al parecer le habrían ofrecido a Llull- y el base de Maó ha creído que aún no era el momento para saltar el charco si podía ser carne de banquillo.
3. Mejora de salario. Aunque seguramente los detalles se desvelarán esta tarde, parece ser que el Real Madrid habría subido la ficha de Llull hasta los 2,5 millones de euros, convirtiéndole en uno de los grandes salarios de la plantilla blanca. El base se ha sentido valorado y ha agradecido el esfuerzo quedándose en España.
4. Nuevo contrato televisivo en la NBA. Tampoco debemos olvidarnos de que la NBA ha suscrito un nuevo contrato televisivo para el año que viene, que permitirá que los jugadores reciban emolumentos mayores. Las renovaciones y los fichajes con grandes contratos –Anthony Davis, Kevin Love, etc- se están sucediendo este verano y las perspectivas son buenas. Llull se lo habría jugado todo a una carta: hacer otro gran año en el Real Madrid y, en caso de irse, hacerlo el año que viene con un contrato aún más suculento.
5. Empatía con Laso. Aunque Pablo Laso ha sufrido momentos en los que estaba más dentro que fuera del Real Madrid, lo cierto es que el técnico ha sabido virar el rumbo de la sección de baloncesto del club merengue. Cogió a un equipo que estaba deprimido con Ettore Messina -las derrotas contra el Barça eran abultadas- y lo ha llevado a la élite del basquet europeo. Tres finales consecutivas de Final Four y un título levantado tras 20 años de sequía no son moco de pavo. Y Laso ha depositado desde el principio su confianza en Llull. Lo mantuvo en el puesto de base cuando las críticas hacia un jugador “disperso” apuntaban a que debía ser escolta. Ahora, entrenador y playmaker se entienden a la perfección y esto es algo muy a valorar en un mundo tan lleno de egos como el baloncesto profesional.