J. L. García Llagües
Recuperar la fauna silvestre. Ese es el principal objetivo de la plantilla de voluntarios -solamente hay una persona contratada durante 10 horas semanales- que forma parte del Centro de Recuperación de la Fauna del Grup Balear d’Ornitologia i Defensa de la Naturalesa de Menorca. Una infraestructura que reabrió sus puertas durante la semana pasada y que durante los últimos 28 años ha recuperado más de 16.000 animales que, seguramante, podrían haber fallecido por la acción del hombre.
Así lo confirma la memoria del centro en 2015 -con datos pertenecientes al cierre del 2014- que permite radiografíar la importancia del trabajo de una asociación que vela porque la isla no pierda gran parte de su esencia. Y los datos son claros: desde su apertura en 1987 cada año se ha tratado una media de casi 600 ejemplares, con picos de asistencia de 1.800 animales en 365 días, como el registrado en el año 2006, cuando aún no había llegado la denostada crisis a España. Y a Menorca.
Desde la entidad ecologista explican que el centro comenzó a funcionar “porque las personas que se encontraban un animal herido no tenían donde acudir. No existía en la isla un servicio de este tipo. Por ello, nos pusimos en contacto con un grupo de veterinarios que trataban a los animales de forma voluntaria. Año tras año el número de atenciones iba en aumento, lo que nos obligó a dotarnos de unas instalaciones adecuadas”.
Entre las especies tratadas en el centro, sin lugar a dudas la de mayor influencia han sido las tortugas de tierra: en 28 años se han atendido 12.092 ejemplares criados en cautividad. A su vez, también se han recuperado 3.950 animales de otras especies, como aves silvestres como buhos o pequeños mamíferos como erizos.
El impacto de la crisis
Aunque desde el GOB realizan una tarea básica para el equilibrio natural de Menorca, la entidad no ha podido escapar a los tentáculos de la recesión. Así, la disminución de ingresos causó que en 2011 “la financiación sufriera una caída del 60 %, lo que nos obligó a reestructurar todo el sistema. Tuvimos que reducir de forma drástica todo el personal contratado, reforzar el área de voluntariado y buscar otras vías de ingresos. Los recursos actuales son insuficientes y el resultado es que estamos intentando cumplir los objetivos marcados con mucho más esfuerzo y de una forma más precaria”.
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