Una de las libertades de este periódico es que todos los que escribimos en él pensamos de maneras diferentes y podemos expresarnos sin tapujos. Bajo esta premisa me permito la libertad de opinar sobre la última polémica en Menorca (ir o no a la recepción del rey Felipe VI) chocando en algunos aspectos con mi tan respetada (y apreciada) compañera Lola Maiques. Ventajas de no estar en un medio de pensamiento único.
Mucho se ha criticado a los cargos públicos que en estas fechas han declinado acudir por convicciones políticas y personales, a la recepción que ofrece Don Felipe de Borbón en el Palau de l’Almudàina. Irrespetuosos es lo más amable que se les ha dicho.
Personalmente me siento más representado por los cargos públicos que no van a la recepción real que por los que sí van. Uno debe ser fiel a sus valores y acudir a una fiesta que organiza un rey y que no va a traer ninguna mejora especial para el pueblo entra en conflicto directo con lo que supone el republicanismo.
Pero en el caso de la polémica suscitada en nuestra Isla, la gran diferencia que he constatado es que se respeta a los que creen que tienen que ir, pero los monárquicos no paran de atacar a quienes declinan la invitación del señor Borbón.
A mi modo de ver esta es una más de las polémicas que se encienden desde una oposición que, sin esperar los 100 días de gracia de gobierno, ya ha levantado la veda para un ataque de acoso y derribo contra quienes les vencieron en las urnas. He dicho “vencieron” porque como bien recuerda el exdirector insular de la Administración Javier Tejero “gana quien puede gobernar, no quien suma más votos”. Otra cosa será cómo gobierne sus aciertos y fallos, pero esto será motivo de otros análisis.
Si hasta ahora los cargos oficiales iban en mi nombre a recepciones sin haberme pedido permiso para representarme en tal tesitura y lo acepté pues ellos habían sido los elegidos democráticamente para gobernar, creo que ahora, respetando la libertad de pensamiento y expresión, el otro colectivo debería tener la misma actitud.
De igual forma que entiendo y respeto que hay quien crea en la monarquía espero que otros entiendan y respeten que hasta la última fibra de mi ser rechaza que una persona y su familia tengan unos derechos legales diferentes a los míos por el simple hecho de tener unos antepasados que fueron reyes.
Mientras alguien no me demuestre la lógica de la existencia de estos privilegios por parte de la familia Borbón seguiré siendo un ‘mal demócrata’ que acepta la diferencia mientras otros ponen a parir los que defienden mi forma de pensar.
M’agrada la formulació, encara que sempre vaig considerar la recepció com un acte exhibicionista, sense cap trascendència i socialment inútil, mai vaig obrir la boca, ja es calificaven sols, ara no paren de amollar improperis. No sé tal vegada enveja ?.
Dar la primacia a la conciencia personal viste más hoy que el mejor de los protocolos y etiquetas de antaño.