Un pregón lleno de anécdotas, emotivo y con una pizca de reivindicación a cargo de José María Gay de Liébana había puesto este viernes a Sant Lluís en el callejón de salida de sus fiestas y una mañana llena de animación- visita a los gigantes, preparación del caballo del ‘caixer vocal’ y reparto de ‘aigua-ros‘ en la Residencia Geriátrica- ha supuesto el disparo que ha lanzado a vecinos y visitantes a disfrutarlas al máximo.
A primera hora de la tarde pasacalle de altura y repique de campanas para dar paso al protocolo que se ha ido cumpliendo con mimo mientras la animación crecía por las calles de la localidad, a la espera del jaleo. Diversión a toda potencia con el baile de caballos, las barras repletas de gente y la música danzando entre los asistentes. Abrazos, risas, pisotones y caballos y cabriolas, a la espera de que la ‘qualcada‘ se retire y de paso a la verbena.