En una actuación antológica, en un partido que pasará a la historia del baloncesto, España consiguió la victoria más maravillosa, dramática y trascendente que se recuerda consiguiendo con ella no sólo estar en la final sino también los Juegos Olímpicos de Río. Pau Gasol volvió a ser el líder de nuestros héroes con 40 puntos anotados. Llull logró 7 puntos, 3 rebotes y 5 asistencias y jugará otra final este año (80-75).
La vida es larga y el deporte permite desde la constancia recuperar aquello que jamás debió perderse. Un año después de uno de los disgustos más grandes llegó la mayor de las satisfacciones en una noche histórica, inolvidable, maravillosa en la que España, liderada por un Pau Gasol estratosférico, convertido en Dios de nuestro baloncesto, en héroe nacional, consiguió una victoria impresionante, ante Francia y ante 27.000 aficionados, ante el teóricamente favorito… Pero nuestros jugadores y especialmente ese líder natural llamado Pau Gasol, se han ganado el prestigio, el honor, el derecho a ser considerados los mejores de nuestra historia, reivindicaron desde el silencio y la humildad, desde la conjura de vengarse deportivamente de lo sucedido hace un año, y consiguieron una victoria trabajada, merecida, sufrida.
Sí, España jugará por el oro en un campeonato durísimo, expresado al límite en una semifinal convertida en una batalla física ante un anfitrión apoyado por miles de gargantas creando una atmósfera impresionante. Nuestra selección supo convivir en la primera parte con el desacierto propio (siete primeros triples fallados), con la dureza de un partido jugado al límite, con un impresionante factor ambiental en contra, con la capacidad reboteadora de un rival físicamente portentoso. Supo estar mentalmente fuerte para pasar por momentos de imprecisión en las pérdidas de balón, por momentos en que el luminoso parecía empeñado en distanciar al equipo local. Pero nada de eso pudo doblegar a unos jugadores españoles concienciados de la importancia de aferrarse al partido por muchas adversidades que fueran surgiendo sobre el parquet.
Un De Colo acertado en el inicio ponía a francia por delante (6-13). Una mayor consistencia defensiva con la presencia de Claver aportando músculo y la omnipresencia de un Pau Gasol capaz de desafiar a cualquier rival igualaba un marcador que nuestra selección convertía en una goma. 17-20 al final del primer cuarto con el primer triple, fabuloso, de la mano de Sergio Rodríguez, Los rebotes ofensivos distanciaban a los galos mientras Gelabale mostraba su aspecto más eficaz pero Felipe Reyes se multiplicaba atrás y contribuía a transmitir primeros miedos en el rvial (empate a 22 en el minuto 13). Un partido en el aparecía la mejor versión de Parker para volver a tomar la iniciativa (25-31) pero encontrando respuesta en Llull y Rudy para igualar el marcador en el descanso (32-33). España parecía estar en el escenario ideal de un partido cerrado, en el que cada vez era más difícil correr, en el que el factor ambiental podía convertirse en un elemento ambiguo.
Y tras el descanso y con los decibelios procedentes de la grada condicionando diferentes aspectos del partido España vio como Francia volvía a escaparse ligeramente en el marcador gracias a su dominio en los rechaces que le permitía multiplicar posesiones. En apenas 26 minutos (39-46) eran 15 los rebotes ofensivos franceses. Lauvergne anotaba cinco puntos consecutivos llevando un preocupante 40-51 y cualquier reacción española tenía respuesta en rebotes ofensivos y triples galos. Al final del tercer cuarto nuestra selección estaba contra las cuerdas (48-56).
Pero en el último cuarto llegó la proeza y pese a estar muy cerca en muchos momentos, con Felipe bregando y Sergio Rodríguez liderando, pese a acercarse a unos seis puntos (62-68) que parecían ideales para entrar en el desenlace, De Colo anotaba un triple durísimo, España erró situaciones cercanas al aro, y de pronto el marcador señaló de nuevo una diferencia que si no definitiva si parecía ser excesiva para una España extenuada por el tremendo esfuerzo realizado para contrarrestar la fuerza y dureza gala. Pero de pronto surgió la España de los héroes, esos que se han ganado el respeto, el prestigio del mundo y liderados por un Pau Gasol inconmensurable fueron recordando diferencias hasta poner por delante en el marcador, primero por un punto, luego por tres a falta de 15 segundos para el final. Parecía que la final estaba asegurada y con ella el pasaporte para Río pero Francia tiene también estrellas y una de ellas, Batum, anotó un triple imposible que forzó la prórroga. El drama continuaba.
Y en la prórroga nuevamente la hazaña, nuevamente la sensación de que este grupo de héroes no sólo no temen a nada ni a nadie sino que se sienten capaces de mirar a los ojos de veintisiete mil franceses a la vez y desafiarlos a un final sólo apto para los más valientes. Sí, España ganó de la mano del talento, de la lucha, del esfuerzo, de la unión de todos y, como líder de ellos, ganó de la mano del compromiso y calidad de esta estrella universal que se llama Pau y se apellida Gasol.
(Texto: Miguel Panadés – FEB)