Los ayuntamientos cumplen los primeros 100 días con un gobierno nuevo. Maó y Ciutadella ya han tenido que lidiar con problemas con mejopro peor fortuna.
En el caso de Maó el primer reto que tuvo que encara fue la reordenación del puerto y la conexión con el núcleo urbano. El anterior gobierno popular pretendía construir una escalera mecánica para salvar el desnivel entre la estación marítima y la ciudad. El proyecto no gustaba al nuevo equipo municipal liderado por Conxajuanola. A las pocas semanas se logró un cambio en la instalación. Autoritat Portuària accedió a pagar dos ascensores en la zona para realizar la misma función.
También se ha instaurado un protocolo para abordar los casos de desahucios y se ha contactado con el IBAVI para establecer cuántas viviendas vacías hay en el municipio que puedan utilizarse.
En el otro lado del fiel de la balanza la alcaldesa Juanola lamenta que todavía no hayan podido poner en marcha la figura del Defensor del Ciudadano.
En Ciutadella, el primer problema surgió con Sant Joan. El anterior gobierno del PP no había cerrado el plan de autoprotección para las fiestas a pesar del trágico accidente de un año antes. En un tiempo récord el actual gobierno logró solucionar el tema y el Sant Joan de este año fue modélico.
El consistorio de Ponent tropezó con las nuevas normas para atender a la prensa, aspecto en el que tuvo que rectificar o pulir detalles, según la versión. La última polémica han sido los duques de alba que el Govern ha rechazado financiar. El PSOE que en la anterior legislatura apoyó su construcción votó en el último pleno su rechazo a la obra.
