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La independencia avanza en Catalunya, pero aún queda lejos

Un artículo de Jordi Ribera

Seguro que todos los líderes políticos afirman esta noche que han ganado. Las matemáticas de la noche electoral tienen estas paradojas. Pero sí que hay nombres destacados y cuestiones a plantear.

Las fuerzas independentistas tienen el control del Parlament y se puede hablar de un triunfo de esta opción aunque quizás no tan rotundo como algunos creían pero que demuestran un aumento del respaldo social  de la secesión.  Lograr 62 escaños de Junts pel Sí es una marca que no se lograba desde los tiempos de Pujol en Convergència y Unió. Es una cifra enorme. Pero queda a seis de la mayoría absoluta. Esto les obligará a pactar con la CUP que  son mucho más radicales y que suman a su independentismo una visión más social y anticapitalista. Quizás el gran damnificado sea Artur Mas. La CUP no le quiere como presidente aunque si aceptaría a Raül Romeva o a Oriol Junqueras en el cargo. También queda por ver si el Parlament opta por una negociación con Madrid y la respuesta del Gobierno central o, si por el contrario,  la CUP fuerza una Declaración Unilateral de Independencia.

El gran ganador, en imagen que no en votos, es Ciutadans. Pasar de 9 a 25 diputados supone que el partido de Albert Rivera pasa a ser la fuerza principal de la oposición superando y de mucho a PSC-PSOE y PP. Rivera logra así reforzar sus opciones de cara a las generales de diciembre. Su nombre va en ascenso mientras que el PP se ha estrellado. Las celebraciones en la sede de Ciutadans hay que verlas, sobre todo, en esta clave.

Mariano Rajoy es quizás la otra cara de la moneda. El discurso del miedo, las posteriores rectificaciones en temas como las pensiones, la nacionalidad y demás les han desgastado. Este vaivén de declaraciones en contraposición a la mayor coherencia de Ciutadans y un candidato, Xavier García Albiol, que ha sido incapaz de ganar incluso en su feudo de Badalona hace que el PP quede muy tocado. Ha pasado de 20 a 11 y con su imagen tan erosionada que es incapaz de liderar el españolismo en Catalunya. Pintan bastos de cara a diciembre.

El PSOE ha salvado los muebles. El bailarín de Miquel Iceta tenía una papeleta difícil pero ha resistido. No es un triunfo pero tampoco el hundimiento. Este hecho sumado a que nadie le supera por la izquierda unionista catalana hace que mantengan sus opciones de cara a las generales.

Catalunya sí que es pot crea incertidumbre en Podemos. Esta plataforma de fuerzas en donde están Iniciativa per Catalunya o Podemos ha sido incapaz de superar los votos de IC. El efecto Pablo Iglesias ya no llama tanto la atención del electorado y en su formación habrá que estudiar bien lo sucedido de cara a las generales.

Dicho esto que las formaciones se planteen qué han ganado trayendo a la campaña a los líderes nacionales. Rajoy ha restado y Sánchez e Iglesias no han sumado. Caso aparte es Rivera que como catalán no se ha visto como un añadido por parte de su electorado.

Mención aparte merece Unió Democràtica de Catalunya. Los otrora socios de Mas salen del Parlament. El liderazgo de Durán i Lleida apelando a una tercera vía no ha convencido a nadie. Incluso la familia del fundador del partido ha renegado de sus actuaciones por lo que ya ha puesto su cargo a disposición del partido y todo indica que será un ilustre cadáver político en poco tiempo.

En cuanto a la cuestión del porcentaje de votos independentistas. Cabe recordar que esto eran unas elecciones plebiscitaria, no un plebiscito. No es lo mismo. Una pregunta clara exige una respuesta clara. Tener que votar listas distorsiona el resultado. Dicho esto, Junts pel Sí más la CUP suman  más de un 47%. Desde aquí los unionistas pueden reclamar, según sus matemáticas, que hay un 53% que no quieren la separación. Pero aquí hay que valorar los partidos no parlamentarios que, vayan Vds. a saber si quieren o no la independencia. Después está Catalunya sí que es pot. Esta formación aboga por un referéndum sin mojarse sobre si apoyaría seguir en España o la independencia. Sumar su 10% de votos a las filas unionistas es, como mínimo, arriesgado. Esto deja a las fuerzas netamente secesionistas tiempo suficiente para segur trabajando y trasladando su visión política a más gente.

A partir de aquí que cada cual saque sus conclusiones. Seguro que las matemáticas les cuadran a cada uno en la forma en que más les interesa.

¿Qué futuro se plantea ahora? La tensión sigue sin resolverse. Sin embargo el Gobierno español está cada vez más entre la espada y la pared. Nadie puede gobernar contra dos millones de ciudadanos sin ofrecer una solución. Aún menos cuando los gobiernos extranjeros ven como las fuerzas separatistas ya controlan el parlamento. Las fuerzas independentistas han logrado que Barack Obama, Angela Merkel y David Cameron, entre otros, hayan hablado de esta cuestión. Sólo esto ya supone un reconocimiento de facto de que existe un problema. Si el Gobierno central, este o el entrante en diciembre, no ofrecen una salida aceptable la imagen internacional  de España se resentirá aún más.

Aún queda mucho partido por disputar.

 


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