Oro rojo. Así se conoce también al azafrán. Su cotización varía según su calidad y el de Menorca tiene  mucha por lo que su precio de venta al público ronda los 16 euros el gramo.

El azafrán son los estambres o hebras de una flor por lo que la producción que se deriva de cada ejemplar es mínimo. Esto requiere grandes zonas cultivables, una recogida diaria de las flores a lo largo de tres semanas y después separar los filamentos del resto de la flor. Una pequeña empresa hizo el año pasado una prueba piloto con un campo que les reportó apenas medio kilo de este condimento. Este año ya han ampliado la zona de cultivo a casi tres hectáreas en la zona del levante insular y se espera una producción de entre dos kilos y medio y tres.

Jesús Méndez, socio de la empresa Astarté que produce y distribuye este producto en Menorca explica que la idea surgió de “varias personas que pensamos en un producto que fuera fácil de trasladar. La producción de azafrán de un año puede ser de tres kilos. Esto  te elimina todos los gastos del transporte fuera de la Isla. Pero también era un cultivo que no se había hecho nunca en Menorca y por ello quisimos hacer primero una prueba”.

El azafrán de Menorca, tras los análisis realizados por la Universitat de Valencia, es de los de mayor calidad del mundo, sobre todo porque se hace mediante un cultivo totalmente ecológico. Algo que lo diferencia del azafrán iraní, de producción mucho menos natural y  que supone el 80% de todo el que se vende en el mundo.

Desde la empresa ya se preparan para seguir creciendo. Jesús Méndez expone que “no es una planta especialmente difícil de cultivar. Requiere mucha mano de obra en momentos puntuales, pero nada más. Hay que plantar unas flores por lo que estaría a medio camino entre la agricultura y la jardinería. Nuestra intención sería poder crear una cooperativa y que más gente de la Isla que tiene campos sin cultivar se sumara al proyecto. Nosotros les asesoraríamos  y crecería la producción”.

A pesar de ser una especie bastante consumida en la isla jamás se había cultivado. Incluso en la época de dominación británica un gobernador inglés había mostrado su extrañeza por este hecho.