Dijo Lluís Vidal a poco de que se abrieran la primeras grietas en el equipo que el Mercadal iba a pagar en las primeras jornadas la falta de un calendario exigente en pretemporada. Que la insularidad, la falta de rivales de entidad en verano, les iba a castigar. Luego, alcanzando el tercio del curso, el mapa sería diferente.
Y así ha sido. Era difícil adivinar allá por mediados de septiembre, con el grupo magullado por las bajas, la eliminación de la Copa Federación y la bofetada de la Peña Deportiva en liga, que hoy el Mercadal estaría a solo un punto de hacer cumbre en Tercera.
“Si dijera que esperaba estar en esta situación sería un fantasma”, anotó ayer Vidal tras el partido, a sabiendas que la respuesta de su vestuario ha sido superlativa. Victoria ante el Mallorca B, cuatro triunfos en cadena, 11 goles en 4 partidos y la sensación de que la plantilla tiene la misma pinta que el año pasado.
Berto Vaquero ha sido una gran solución como falso ariete, David Mas y Elliot van a otra velocidad, Robert y Toni Fedelich han abrochado el centro del campo y Luis se ha convertido en un gran socio para Jeroni. Eso, la sobriedad de los laterales y los reflejos de Jesús han metido al Mercadal en la pelea por el liderato.
Algo que tiene mucho mérito, porque el grueso del vestuario habla menorquín, a diferencia de Mallorca B, Peña Deportiva o Formentera. Pase lo que pase hasta final de temporada, el Mercadal ha devuelto la ilusión por el fútbol de Tercera a la Isla. Que este viaje no pare aquí.