Cercana y didáctica, Patricia Ramírez Loeffler ha pasado este fin de semana por Menorca para compartir sus conocimientos y experiencias como especialista en psicología clínica aplicada al mundo del deporte, un ámbito en el que se especializó a raíz de tratar un joven a deportista que tenía problemas y que, tres meses después de ponerse en sus manos, ganó un campeonato del mundo. 80 personas se acercaron al taller organizado por Gabriela Paoli para disfrutar de las enseñanzas de esta profesional que ha convertido los vestuarios -y la vida- en un lugar idóneo para entrenar la mente y conseguir que deportistas y no deportistas sean capaces de ofrecer la mejor versión de uno mismo. Charlamos con ella.
- ¿Se puede entrenar la mente igual que se entrena el cuerpo para enfrentarse al día a día?
- Por supuesto, el cerebro tiene plasticidad lo que significa que las personas estamos capacitadas para aprender durante toda la vida. Se decía antes que las neuronas eran las únicas células que se morían no es del todo cierto, sí se mueren pero sabemos que existe la neurogénesis lo que hace que podamos aprender toda la vida y entrenar la mente, que no es otra cosa que aprender nuevas habilidades, salir de nuestra zona confortable y crecer en aquellos campos en los que queramos superarnos. Es una pena que para aquello que es tan determinante, no sólo en el deporte sino en otras facetas como encontrar un puesto de trabajo o realizar nuevas actividades, no entrenemos el músculo del cerebro.
- ¿Hay mucha diferencia entre el entrenamiento de la mente para competir en un deporte o para competir en la vida o, por contra, habría muchos puntos en común?
- Todo está en común porque el éxito cuando tú te preparas para competir en un deporte el éxito se mide de una manera y cuando te preparas para competir en la vida se mide de otra, lo que cambia es la forma de medir pero hay variables aplicables en ambos “entrenamientos”.
- ¿Cuáles serían estas variables?
Una de ellas, el talento. Todos tenemos talentos pero como nos han educado para orientarnos a aquello que nos conviene en vez de aquello que nos apasiona, la gente acaba por olvidar aquello que le apasionaba y a trabajar en aquello que le conviene, lo que parece una gran equivocación porque nos condiciona mucho el estado anímico. También son importantes los objetivos, tenemos que remar pero hacia algún lugar, lo de me esfuerzo, crezco, trabajo pero no sé dónde voy es una barbaridad, y la parte cognitiva, para mi el pensamiento es determinante, la forma en que nos hablamos a nosotros mismos, lo que en el deporte llamamos el juego interior, porque yo puedo hablarme en términos de duda, y por supuesto sentirme con poca confianza, o puedo hablarme en términos de seguridad, ambiciosos, que me permitan dar una mejor versión.
- ¿Dónde estaría el principal escollo para un mejor juego interior? Porque quien esté acostumbrado a hablarse siempre de una determinada manera..
- A rumiar, sí
- …a rumiar, no encontrará sencillo cambiar.
- Es sencillo porque realmente los pensamientos que rumiamos son aquellos a los que nosotros damos valor, en el momento que algo empieza a preocuparnos, empiezo a considerar ese pensamiento e interactuar con él, busco justificarlo, hago un juicio de valor, busco información en internet para que confirme mi teoría, le doy importancia… Hay pensamientos, actuaciones, con las que no tendríamos que relacionarnos porque no dependen de nosotros y lo que debemos aplicar son técnicas que nos permiten aceptar eso que pasa por mi mente pero dejarlo estar y cambiar el foco de atención, elijo un pensamiento que sustituye ese otro, elijo otro tipo de pensamiento que permita centrarse en el aquí y ahora.
- ¿Es muy diferente trabajar con personas que compiten a alto nivel con otras que no lo hacen, o que no practican ningún deporte?
- Depende. Hay personas que están altamente motivadas para conseguir un objetivo y eso sería lo mismo que un deportista con quien trabajas no sólo para superar su inseguridad sino para potenciar, para superarse, y otras que están en un estado ansioso o depresivo, que primero tienes que sacarlas de ahí para enseñarles después a crecer en otro sentido.
- Habla de inseguridad cuando se suele asociar al deportista de élite al ego.
- Ésta es una cuestión que me la han planteado muchas veces pero yo es que todavía no me he encontrado a un solo ego en el mundo del deporte por eso me parece como un mito. Para mi una cosa es la imagen que un deportista proyecta hacia afuera, en parte por protegerse, y otra es lo que ocurre dentro que es donde siempre yo he trabajado, y ahí yo siempre me he encontrado con gente con ganas de superarse a si misma que lo que han hecho es nutrirse con lo que les estabas dando. Pero yo no me he encontrado nunca ni con la prepotencia, ni con la chulería ni con el “yo soy más que nadie”.
- ¿Es más importante la mente que la condición física para un deportista?
- No. Para que la mente te pueda servir a nivel deportivo tiene que haber previamente un talento. Sin talento no se llega a la primera división en ningún deporte, hace falta tener un entrenador que te dé la estrategia, la técnica…y luego hace falta tener un preparador físico que te enseñe a poder correr en un partido de fútbol durante 93 minutos. En igualdad de condiciones, con talento y todo esto, la mente juega un papel determinante, pero no pensemos que una persona sin talento, sin preparación física y sin entrenamiento con su mente puede hacer de todo. En este sentido lo digo.
- Usted ha trabajado con clubs de fútbol de Primera y Segunda División, y también con deportistas de otras disciplinas deportivas, ¿es esto una rareza o cada vez más la psicología se cuela en los vestuarios?
- Cada vez está más dentro del vestuario y cada vez hay más interés en clubes de niños, de canteras, en deportes de formación deseando también educar en valores a los chavales y a los padres también, que es muy importante.
- ¿Ha trabajado con padres o no ha tenido ocasión?
- He tenido ocasión alguna vez. En Aragón nosotros tenemos el Instituto Aragonés de Psicología del Deporte y hemos dado unas charlas para padres, entrenadores y niños para que una vez al mes trabajemos temas de comunicación, liderazgo y todos esos valores del deporte, y las charlas están llenas.
- Supongo que hay que ser muy honestos, muy transparentes e ir sin muchos prejuicios a la hora de analizar los talentos de la gente, sobre todo de los más pequeños, para evitar que se dediquen toda la vida a hacer algo que no les guste¿no?
- Con los niños pequeños, también con los adultos, hay que comportarse con lo que llamamos el efecto Pigmalión. Pigmalión es aquella persona que pone unas expectativas en ti positivas y te hace creer que eres capaz de conseguir cosas. Lo que nunca podemos hacer es creer a un niño que es algo que no es porque a ti te gustaría que lo fuese. Para eso hay que estar atento, mi hijo, mi alumno, mi niño, mi jugador qué sabe hacer bien, para darle confianza y que potencie mucho y acostumbrarnos en España, que no lo hacemos, a estar muy pendiente de las fortalezas, porque parece que nos gusta tener borregos. Que el niño va mal en matemáticas, pues repaso, que va bien en lengua, se queda como está. ¡No! Poténciale la lengua, sus habilidades sociales, su oído musical…Imagínate que a Cristiano Ronaldo o a Messi cuando eran pequeños con 12 años que ya jugarían como los ángeles sus padres les hubiesen dicho “como nadas fatal, vamos a llevarte a natación”, pues no tendríamos ni a Ronaldo ni a Messi. Por el contrario, trabajaron sus fortalezas, y es cierto que las áreas de mejora se deben mejorar pero también trabajar nuestras fortalezas.
Excelente entrevista Lola! Muchísimas gracias.