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La primavera que supere el desolador “invierno social”

Una opinión de Lola Maiques Flores

El Obispado ha puesto a disposición de los "sin techo" el edificio de Sant Joan dels Vergers
El Obispado ha puesto a disposición de los "sin techo" el edificio de Sant Joan dels Vergers

Está a punto de tocar a su fin una semana en la que coinciden seis días europeos/mundiales/internacionales y no me gustaría despedirla sin aludir a lo que mi estimado colega Pep Mir ha venido a definir como “invierno social”, bella fórmula para resumir la fea situación de los “sin techo” menorquines, de la que Caritas Diocesana de Menorca ha dado cuenta esta semana.

Una realidad que resulta casi invisible y a la que ponen rostro 25 personas que viven- malviven sería más exacto decir- de manera permanente en un coche, una cueva, una ‘tanca’ o una casa que tiene paredes pero no es hogar. Según Caritas, un centenar más pasan, aunque de otra forma, por esta situación de vivir sin vivir, y el número podría subir porque, en contra de lo que sostiene el discurso oficial, las cosas no van bien y más de uno no puede hacer frente el pago del alquiler.

En un país, en una Isla, donde el parque de inmuebles vacíos es alarmante, donde se permitió que se jugara con el derecho a la vivienda, porque generaba empleo y recursos al erario, sin que nadie quisiera reparar en las disfunciones que podía producir la especulación sobre un bien básico, encontrarse a personas en una situación tan desesperada conmueve, y que, en ocasiones, no se las pueda ayudar por la maldita burocracia, indigna.

Servicios Sociales y entidades como Caritas deben ir de la mano para ir revirtiendo esas situaciones, primero en el corto plazo, con medidas concretas y dotación de recursos humanos y materiales suficiente, y después, con un horizonte más amplio y con el apoyo de la sociedad, convirtiéndose en la voz autorizada que clame para que cambie la manera de concebir el acceso a la vivienda digna y a unas mínimas condiciones de bienestar, que dejen atrás para siempre este desolador “invierno social”.


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