La noticia saltó ayer. IB3 ha elegido a sus dos nuevos delegados en Menorca e Ibiza. David Marqués y Elena Gregori han sido los seleccionados, de una nómina formada por 35 candidatos. A ambos los conozco. Con el primero conviví en un Ultima Hora Menorca en el que aprendí mucho y del que guardo grandes amistades. Con la segunda compartí clase en la universidad en unos años donde todos soñábamos con ejercer la profesión. Ambos tienen ahora un gran reto por delante.
Una de sus principales tareas será equilibrar el peso de todas las islas en la parrilla autonómica. Algo que nunca es fácil y que debería pasar por una apuesta clara por los contenidos propios. Y de calidad. Con Andreu Manresa al frente, los grandes nombres de IB3 deben lidiar con muchos intereses en tiempos de crisis descarnada. Aunque muchas voces comienzan a hablar de brotes verdes y de recuperación, lo cierto es que aún queda mucho para volver a los tiempos de bonanza. Si lo hacemos. Esto ocurre en casa del ciudadano medio y en el mundo de las televisiones autonómicas. Hay que exprimir recursos y luchar para la supervivencia: el abismo del cierre es un horizonte que nadie debería mentar.
Tener una televisión pública que hable en la lengua propia, que vehicule el acervo cultural para que no se pierda, es una necesidad. Yo he conocido en Valencia el peor de los escenarios que se le podrían presentar al futuro de la televisión pública de Balears. Yo he visto como se cerraba RTVV, como Canal 9 bajaba la persiana y aparecían en la pantalla las temidas barras de colores.
Para que esto no ocurra, en IB3 se debe hacer periodismo de periodistas, aunque sean tiempos difíciles para ello. Y parece ser que los nombres escogidos son, a priori, correctos. El mundo del periodismo está lleno de gente que alcanza puestos de dirección sin haber trabajado desde el terreno, sonsacado a una fuente o buscado una primicia. Sin saber lo que se llevan entre manos. Es un mal endémico, un tumor que debería ser extirpado… que ahora no se ha presentado en los relevos de la tv de las islas.
Vivimos tiempos inciertos. Internet ha multiplicado las posibilidades, ha cambiado el escenario. Los lectores y telespectadores ahora son “navegantes” con una multitud de opciones a su alrededor. Ya no se limitan a recibir el mensaje, interactúan. Y hay que buscarlos. Engancharlos. Y, para ello, no hay nada mejor como ofrecerles la verdad, aunque sea incómoda. Ofrecerles periodismo.
En una época donde todo se mide en clics y en números de visitas, las televisiones públicas tienen la posibilidad de apostar por un modelo que narre. Que muestre las cosas como son. Que no esconda nada. Así se ganarán a la audiencia y asegurarán su supervivencia. Eso es lo que creo -y espero- que harán David y Elena. Y el resto de personas que tienen a su cargo en la televisión pública de las islas.
El que les escribe es un simple periodista que en la actualidad compagina todo lo que puede para poder llegar a fin de mes. Desde que me licencié allá por 2004 he tenido momentos buenos y malos, pero esta profesión me ha dado mucho. El maestro Gabriel García Márquez la definió como “el mejor oficio del mundo” y, quizá, no se equivocó. A pesar de estar muy denostada -un estudio realizado en Estados Unidos la definía como la peor profesión del mundo junto con la de leñador- aún tiene cuerda para rato. Siempre que se le de la oportunidad a los periodistas de hacer su trabajo. Siempre que haya periodismo hecho por periodistas habrá gente que quiera conocer la verdad.
@jlgllagues