Pokemon go es la noticia tecnológica del verano, pero la selección de sus puntos de interés puede resultar curiosa, si no polémica. Más allá de que los pokemons se pueden cazar en cualquier parte de la ciudad, tanto en medio de la calle como dentro de una iglesia, hay otros enclaves que pueden generar rechazo.
Los gimnasios son lugares clave para que los jugadores se acerquen a entrenar a sus pokemons luchando contra otros. No hay ningún problema cuando estos enclaves se hallan en lugares como la plaza Abu Umar, la calle Infanta o s’Esplanada si nos ceñimos a Maó. Pero cuando estos gimnasios se erigen en medio del cementerio de la ciudad, en un bien como la Taula de Trepucó o en la sede del Consell de Menorca la situación se complica. Difícilmente se puede compaginar la visita a unos familiares difuntos si al lado hay dos entrenadores de pokemon, teléfono en mano, compitiendo por ganar puntos de experiencia.
