El Real Madrid acaba de arrollar al Brose Bamberg en la Euroliga (95-72) en un encuentro que será muy difícil de repetir este año, sobretodo por el dominio desplegado. Los germanos se han visto arrollados desde el principio con un parcial 11-0 que ya los ha puesto a remolque en el marcador. Ya no han tenido opciones de luchar por la victoria.
Pablo Laso ha apostado por un quinteto alto, formado por Llull, Doncic, Taylor, Reyes y Ayón. Se trata de una alineación que permite cambios en todas las defensas y que dificulta sobremanera el ataque del contrario. Y así ha ocurrido desde el principio. El patrón de juego visitante se descosía en cada jugada y los blancos eran guiados por un imperial Llull -14 puntos y seis asistencias al final- que hacía lo que quería: asistía, defendía y enchufaba triples. El de Maó solamente se ha visto superado en guarismos por el joven Doncic -16 puntos, seis rebotes, 5 asistencias, tres robos-. Ambos forman una dupla que aún tiene mucho recorrido y que puede ser decisiva en el tramo final de la temporada. El primer cuarto finalizaba con un contundente 24-9 para los locales. El pescado está vez si estaba vendido.
El guión del segundo y el tercer cuarto ya estaba marcado: la única incógnita era la diferencia en el marcador. Y es que los blancos prácticamente doblaban una y otra vez en el electrónico a su rival (48-25, 60-32) y jugaban a placer. Los cambios eran constantes, con rotaciones amplias. Llull, con 22 minutos, ha sido el de mayor tiempo en el parquet para los locales.
Los alemanes han maquillado un poco el resultado en el último parcial, pero de poco ha servido el acierto de Staiger (18 puntos, 6 de 8 en triples) y el tímido arreón de los suyos.
El Real Madrid se afianza en la segunda posición de la tabla, detrás del CSKA. El jueves espera un nuevo envite europeo. Solo cabe apretar los dientes y encarar un final de año que se prevé duro e intenso.
@jlgllagues