Plenilunio (vivir la muerte)

En Nagoya (Japón) el columbario de 2000 hornacinas con capacidad para 4000 urnas mortuorias, diseñado por Daito Genyu su sacerdote búdico, quiere ser un espacio “Reflejo de vidas…que viven la muerte”.

La cara oculta de la luna al reflejar no el sol sino a la galaxia, según el testimonio de los astronautas del Apolo 10, es en verdad un espacio de paz y sereno a la vez.
Sentirse así del otro lado es pues un atisbo que a menudo lo importante no está al alcance de los ojos pero, sí de la percepción total del ser.

Si algo tiene este “Vivir la muerte”… es el sentir el yo en su estado más simple como se dice vulgarmente “Nacemos sin bolsillos”.

“Me quito la alianza y se queda el dedo desnudo como el frío que da ver los pétalos por tierra” (Haiku).
(Comentario):
Vuelto a casa mi primer gesto es deshacerme de todos mis accesorios acarreados durante el día: Pendientes; collar; horquillas del peinado; pulseras…
Uno no puede de veras relajarse y sentirse cómodo con tantos adornos superfluos.

“Mamá ha salido y ha dejado su espejo boca abajo” (Haiku).
(Comentario):
Este día a mi vuelta del cole mi mamá contra su manera habitual, no se hallaba en casa.
La he buscado pieza tras pieza y sólo he encontrado su espejo boca abajo sobre el peinador.
Su presencia la noto sin embargo en todos los aposentos. Ella estuvo aquí arreglándose antes de salir.
¿Dónde habrá podido ir? ¿Con quién tenía visita?
Ahora recapacito y me percato que yo también ya soy mujer…

Hemos nacido en este mundo para verlo y para escucharlo. No importa en qué nos convirtamos, no hace falta ser alguien de renombre en la vida. Cada uno de nosotros le da sentido a la vida propia y a la de los demás…tras la muerte algo demora para afianzarse. Como reza el dicho: La labor corona el fin así como el fin habla del comienzo.

Vivir la muerte en plenilunio como en esta luna de febrero 2017 obliga a concluir citando “Contemplé aquella luna llena y hoy acompaño a mi sombra mientras vuelve a casa”.

Mbonet-fuster.