Los residentes de la isla se han levantado esta mañana con un cielo diferente. Los habituales tonos azules han sido sustituidos por un omnipresente color blanco, lo que ha ocasionado un horizonte donde el sol apenas puede verse. El origen de esta situación -que puede observarse en las fotos que acompañan a esta noticia, captadas en Maó- es una bolsa de partículas en suspensión procedente de África, que está afectando a gran parte del arco mediterráneo.
Y la situación podría alargarse unos días. De hecho, la predicción de la Agencia Estatal de Meteorologia habla de la posibilidad de que tenga lugar en la precipitaciones acompañadas de barro. Quizás, lo más sabio es salir a calle cubierto. Sólo por si acaso.
