Poner unas placas solares sobre el polideportivo o el geriátrico es solo un primer paso. Y al regidor Rafa Muñoz le duele como al que más ese molesto impuesto al sol. Sin embargo, ni siquiera eso frenará el impulso de otro modelo energético. Y eso no es por capricho; las cuentas están bien hechas. Las placas solares que se pongan hoy, con una vida estimada de 20 años, se amortizan en apenas siete gracias al ahorro en la factura de la luz que supondrán. El sol sale todos los días y nada impide hacer una planificación concienzuda para ser más eficientes mañana pero en el consistorio no quieren esperar y ya han empezado con algunas acciones decididas. Muñoz advierte que para que esto surja efecto es preciso que haya una implicación de toda la sociedad. No se trata de cambiar todas las antiguas bombillas por tecnología LED (que también) si no aprender a utilizar la energía que se necesita y no malgastarla como aún hoy se hace en muchos casos. El Plan en favor de una mayor eficiencia energética que ahora se empieza a dibujar quiere ser una herramienta de presente y futuro. El cambio del modelo energético no llegará de sopetón un día cualquiera. Es que en Maó ya ha empezado y casi no nos hemos enterado.