Espaldarazo importante de la UIB al alquiler vacacional. El Departamento de Economía Aplicada ha elaborado un estudio –Mito y realidad del alquiler vacacional en las Islas Baleares– en el que se analiza el fenómeno y se dan recomendaciones de política turística. Una a una, va tirando abajo las cuestiones por las que se ataca a esta actividad: saturación, sostenibilidad turística, los precios de venta y alquiler de la vivienda o la oferta de vivienda en alquiler de larga temporada.
El estudio, firmado por José Luis Groizard y William Nilsson, apunta a que la saturación no es consecuencia de esta modalidad de alquiler sino de la conversión en destino refugio de las islas, después de procesos internacionales como la primavera árabe y el terrorismo internacional: “Es cierto que desde el año 2011 el número de pernoctaciones turísticas ha aumentado en España y en Baleares. ¿Cuáles son las causas de ello? El principal causante ha sido la caída de la oferta de los destinos alternativos en Túnez, Egipto, Turquía, del otro lado del mediterráneo. La primavera árabe y el terrorismo islámico han ahuyentado al turismo de sol y playa de estos destinos. En un estudio reciente (Groizard, Ismael y Santana, 2017) se ha documentado que la primavera árabe ha supuesto un aumento del turismo internacional en España del 15 por ciento. La coincidencia en el tiempo del fenómeno de Airbnb y la primavera árabe llevan a muchas personas que ignoran estas circunstancias a conclusiones erróneas. ¡No es Airbnb; es la primavera árabe y el terrorismo islamista!”, es un fragmento del mismo.
Consideran, así, que las consecuencias negativas del alquiler vacacional -y de Airbnb en particular- han sido exageradas. “Tomar decisiones basadas en un diagnóstico incorrecto puede tener graves consecuencias para el bienestar de la sociedad balear”, afirman.
En él, se documenta que el alquiler vacacional tiene un impacto muy limitado sobre la supuesta saturación y sostenibilidad turística, los precios de venta y alquiler de la vivienda, y la oferta de vivienda en alquiler de larga temporada.
“Prohibir o restringir esta modalidad de alquiler supone desaprovechar una gran oportunidad de luchar contra los grandes males de la economía balear: su baja productividad, la estacionalidad y la alta dependencia del turismo de sol y playa”, sostienen y recomienden que, a la hora de poner orden en el sector, se sea “neutral ante los diferentes modos de negocio turístico sin favorecer a los ya establecidos y permitiendo que nuevas empresas y nuevas tecnologías puedan disfrutar de las mismas oportunidades que los agentes que ya están establecidos en el mercado, se corrijan las externalidades negativas que genera esta actividad y se exija el pago de impuestos”.
Y sentencian: “Una sociedad que regula restrictivamente la entrada de nuevas empresas y tecnologías está condenada a empobrecerse“.