Si tiene usted los ladrones en casa y le han quitado la llave no le queda más remedio que tirar la puerta abajo y que al estruendo acuda la policía, mientras quede policía. Solo por eso merecía la pena que Sánchez hubiera aceptado, hace más de un año, la propuesta de ser presidente que le propuso Iglesias.
Solo por eso también defendí que Iglesias apoyara la investidura de Sánchez tras su acuerdo con Rivera, pues la vida está para pedir cien y conseguir diez, o uno, que siempre es más que cero. También por eso estoy ahora de acuerdo con que Sánchez, o quien gane en el PSOE, y Rivera, acepten el órdago de Iglesias y lo gobiernen, aunque solo sea porque son más, si es que han aprendido a contar.
A fin de cuentas, el “enfant terrible” nunca aprenderá a pedir perdón por sus errores. Es un defecto de fábrica, como el de muchos hijos únicos y el de casi todos los mimados. Y nadie es perfecto. Pero vale setenta y un diputados. Se pongan de acuerdo para una temporada y que la Justicia haga su trabajo sin tantos “líos”. No molesten demasiado a la economía y seguirá con su inercia. Y después, convoquen nuevas elecciones.
Con muchos delincuentes fuera del gobierno y de la calle, todos los demás que concurran a las urnas mejorarán sus resultados. El caso es que ahora, entre dimes y diretes, la casa bien robada y sin barrer. Como nos despistemos, puede llegar a incendiarse. No dejemos “trabajar” a nuestros ladrones o, al menos, cambiemos de ladrones.
Todo el tiempo que los nuevos tarden en aprender a robar será oro para nosotros. Y hasta podemos tener suerte y que nos toque una tanda que no sepan, o no sean capaces de hacerlo. También hay de esos, pero necesitan una oportunidad.