Con apenas 140 días llevando la mitra en la isla, ha tenido ocasión de visitar casi todas las parroquias y tomar contacto con los treinta miembros del clero que conforman su Consejo pastoral. También ha acompañado a los menorquines en sus fiestas y tradiciones desde que se sumara a la fiesta de Menorca en honor a Sant Antoni Abad. Por cierto, como recuerda, en una gélida jornada que no le impidió seguir la celebración de principio a fin. Y le están poniendo en aviso de lo especial que resulta Sant Joan en Ciutadella, que está a la vuelta de la esquina del calendario. Pero al obispo, como explicaba en una entrevista a Radio Menorca, le preocupan otros temas.
Pidió que los medios de comunicación insulares entendiéramos la diferencia de informar en la esperanza (que no en el optimismo). El reciente atentado de Manchester o el que ha sesgado la vida de casi 30 católicos coptos en Egipto son algunos ejemplos para los que el Obispo anima a los cristianos menorquines a sumarse a la oración en su recuerdo. Luego están los temas más mundanos pero no menos importantes. Deshacerse del agujero económico que estaba creando la gestión de la Planta de Tratamientos Voluminosos (TIV) era prioritario. Con dos millones de euros en negativo, Caritas no podía seguir asumiendo un proyecto ilusionante pero demasiado caro. Por eso se está cerrando el traspaso al Consorci de Residus Sólids de Menorca. Aquí, el obispo Francesc Conesa ha pedido a la administración local que no se descuide la faceta de inserción social que hacía la iglesia, una de las razones de existir de este proyecto. Paralelamente ha destacado la fortaleza de Cáritas Menorca que desarrolla otros muchos proyectos en esa línea.
Finalmente, sin nostalgia de tiempos pasados, Conesa ve que pocas son las personas que escogen el camino del Seminario para convertirse en miembros activos de la iglesia. También es cierto que cada día hay menos bodas y más divorcios. Respecto a este panorama también habrá que discernir.