El retraso de dos días que sufrieron los pasajeros de Volotea en el vuelo V7 3832 entre Zaragoza y Menorca sólo fue una cara de la moneda. El avión, que jamás llegó a despegar tenía a 18 personas esperando en el aeropuerto de Menorca para poder viajar hacia la capital aragonesa.
Lorena Lafuente y su hijo de siete meses fueron algunos de los afectados por la primera cancelación del vuelo el pasado 27 de mayo. Según relata “Yo resido en Ciutadella y por suerte pude volver a mi casa. Pero estuve también 5 horas en el aropuerto de Mahón sóla con un bebé de 7 meses. Y lo mismo, el retraso se debía a que ese avión venía antes de Oviedo y salió ya con mucho retraso. Esperando ya en la zona de embarque a las 21:30 para embarcar a las 21:50, de repente apareció en pantalla “cancelado”. Nadie se dignó a venirnos a buscar. Éramos 18 pasajeros.”
Explica Lorena que nadie les dio información “hasta que no llegamos a la ventanilla de Aviapartner (quién se encarga de la compañia Volotea aquí en la isla), no supinos nada. Lo más fuerte encima es que en el aeropuerto no hay ni un sólo representante de Volotea. En fin, ya no es por el dinero. Sino por la ilusión de estar con los tuyos, que se fue a la mierda. Yo no cogí la opción de viajar otro día porque me hubiese vuelto hoy de Zaragoza. Y no me compensaba ya, puesto que la opción era salir desde Palma el día 28 y también haciendo escala. En fin, indignante”.
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