Algunas farolas de la ciudad están en peligro. Y, por tanto, suponen un peligro para los transeúntes. Tal y como se muestra en la fotografía que nos ha hecho llegar un lector, algunas de las farolas de la calle Sant Ciril están en un estado de deterioro importante en la base. Allí falta el metal que le da estabilidad. El motivo puede discutirse pero lo que no hay duda es que los trazos de los ácidos orines de las mascotas han ido acelerando ese deterioro.
Esta última semana ha caído una farola sobre la cabeza de un niño en la isla vecina. Nada tiene que ver un caso con otro pero lo que sí preocupa es pensar si con esta situación de deterioro no podrían caer también estas farolas a las que les falta una parta importante de material en su base. La falta de estabilidad puede hacer que la farola ceda ante un mínimo empuje, sea del viento o sea de algún incauto que se apoye.
Cierta corrosión de origen animal pone en peligro a las farolas de Maó
No es la proximidad al mar, si no los orines de los perros lo que podría estar deteriorando el mobiliario urbano
Pasa la fase de la farola por el mastil y verás como se acaba el problema.
Un impuesto a la tenencia de perros que se dedicaría a estas inversiones y a recoger las toneladas de excrementos que no recogen los dueños. En ciudad y en urbanizaciones.
¿Más impuestos? ¿Para que los corruptos se enriquezcan más y se lleven el dinero a paraísos fiscales? Si no fueran tan ladrones, habría dinero para renovar mobiliario, que el orín de perro,seguro que contribuye, pero también la salitre o los trancazos que algunos coches dan al mobiliario y a pesar de eso no se deteriora en dos días. El problema de falta de liquidez no es por falta de impuestos es por la mala gestión de ellos.
De acuerdo, pues nada de impuestos, pero sí más multas para quien ensucie, excrementos de perros, papeles, colillas, escombros, enseres, etc.etc.etc.