Al ponernos las gafas de bucear podemos ver el fondo del litoral de Menorca. En sus amplios espacios naturales y salvajes podemos ver praderas de posidonia, pecios visitables, cuevas y grutas y -en definitiva- muchos paisajes dignos de ser visitados. La valoración de este entorno natural es alto por parte del turismo submarino. Pero aquellas personas que los visitan de manera cotidiana por su trabajo, como los buzos y monitores de inmersión, advierten detalles que se nos escapan. Nos referimos a la contaminación del fondo marino. La basura puede venir de muchos lados; la trae el viento o las corrientes marinas, llega desde la playa o de los barcos. Entre la tipología de residuos, lo que está provocando más daño a la fauna del litoral de Menorca son los plásticos. Tardan mucho en degradarse y llegan a crearse formaciones de restos plásticos que acechan al ritmo normal de la vida de muchos peces y mamíferos. Delfines y tortugas sufren las consecuencias de que un día lanzamos a la bolsa de basura esos aros que aguantan los paquetes de latas de refresco o cervezas. Los animales marinos creen ver en ellos a presas comunes, como medusas. En lugar de esto se encuentran un grave problema que acaba con su vida al enredarse en el cuello o al entrar en su sistema digestivo.
El litoral de Menorca aspira a sumar en su parte de lámina de mar más superficie para que sea incluida en el cómputo global de la Reserva de la Biosfera.