El gerente de CAEB en Menorca Enric Casas confirma que la economía menorquina padece más costes de producción, inversión en bienes de equipos para las empresas, el precio de la energía, el funcionamiento de las administraciones en la provisión de bienes públicos y, en general, el coste de la vida. Sumemos a ello el efecto de la doble insularidad, que tanto se ha visto en el concepto de conexiones aéreas.
Es cierto que internet ha roto alguna frontera (como la insularidad) pero como apuntilla Casas, eso es aplicable a las empresas que trabajan con un producto o servicio intelectual y no físico. Menorca se merece más y el REB (Régimen Especial de Baleares) es una herramienta a defender frente a Madrid y para limar las diferencias que se crean con otros ciudadanos españoles.
No obstante, desde CAEB piden que no se compense subiendo cargas fiscales. Habla de impuestos a los turistas (que acaba afectando al tejido empresarial de la isla). Cita también el Fondo de insularidad que pretene crearse con la finalidad de garantizar el equilibrio territorial y compensar los efectos de hecho insular que se traduce en sobrecostes de bienes y servicios, de valor final de los productos y de las infraestructuras.
Aunque la idea del Fondo es buena, espera que su creación -que se preveé irá a cargo de los Presupuestos Generales del Estado- no acabe repercutiendo en negativo sobre las empresas.
