Esta semana se han conocido las estadísticas anuales con motivo de la celebración el día 1 de diciembre del día internacional del Sida (VIH). Si bien es cierto que se han pasado de las 1,5 millones de muertes relacionadas con la enfermedad del año 2000 a 0,49 millones en 2017 y que se espera reducir la mortalidad por la enfermedad a la mitad de la actual en 2020, hay ciertos datos que no dejan de ser preocupantes. El nuevo perfil de persona infectada por el virus es más joven y quizás por ello no lo conoce tanto. Un gran numero de personas de la generación nacida a principios y mediados de los noventa han ignorado su presencia en parte por no guardar en la memoria los estragos que hizo la enfermedad en la sociedad a mediados y finales de los 80.
Muchos desconocen las vías de contagio, hecho que unido a la mayor facilidad para tener relaciones sexuales que se da en la actualidad convierten a los jóvenes en el colectivo con más nuevos casos de infección de los últimos años.
En el informe que ha presentado la ONU este año sobre la enfermedad destaca el hecho de que en los países desarrollados pese a no reducir el numero de infectados si se ha reducido la mortalidad por la enfermedad a casi la mitad, debido a los tratamientos retrovirales que actualmente consumen la mayoría de recursos puestos por los países occidentales para combatirlo.
En el tercer mundo la principal estrategia de contención del virus se basa en la distribución de preservativos y en una educación sexual dirigida a evitar el contagio cada vez más presente en estas sociedades.
A nivel mundial, de los 36,7 millones de infectados, 2,5 millones son niños ( este colectivo es más numeroso en los países subdesarrollados) ,17,8 millones son mujeres y el resto hombres.
La vacuna que se espera tener lista en 2020 sería equivalente a 3 meses de tratamiento retroviral.