Tras su encierro de casi dos semanas han conjuntado sus diferentes visiones del arte con disciplinas dispares para ofrecer una expresión poliédrica; hay reminiscencias del drama de los refugiados, se puede ver el empoderamiento de la mujer en una sociedad donde continua siendo una víctima. Y así tantos ejemplos como artistas isleños han participado de esta tercera edición.
Es far cultural creó esta propuesta que tiene una continuación ahora con la exposición que se deriva de los talleres y de la convivencia en la casa que han mantenido personas de Pitiüses, Mallorca y Menorca.
Aunque la exposición se inaugura en Can Oliver en Maó, tiene carácter itinerante y visitará otras islas, siguiendo la experiencia de ediciones anteriores. La aportación de cada artista permite dar alas a la creatividad de los participantes en la residencia y también formar parte de un proyecto que tiene su difusión en las principales salas de Baleares.
Lara Pons, una de las integrantes de la organización, explica que trasladar la residencia a Montpalau, en medio de la campiña menorquina, favorece el aislamiento y la concentración en el objetivo; trabajar de manera cooperativa y evolucionar en cada una de las disciplinas de los participantes.
