¿En qué punto cree que se encuentra su departamento hoy, después de tres años de legislatura?
Veníamos de una legislatura complicada, de presupuestos muy ajustados y una de las áreas que más sufrió los recortes -yo creo que de manera injusta- fue la de Emergencias. Perdimos más de 20 personas, casi un millón y medio menos de presupuesto… La gente en general estaba con la moral baja, a pesar de ser un colectivo muy motivado y proactivo. Con nosotros la cosa ha mejorado en cuanto a personal: dentro del marco legal que nos permite la Ley Montoro, hemos ido cubriendo vacantes, plazas que estaban dotadas pero no ocupadas, principalmente en la Sala.
¿Cree que se puso en serio peligro este servicio?
Yo lo encontré con líneas rojas. No había director, no había coordinador. Llegué y pregunté ¿quién dirige todo esto? Y las respuestas eran “está de baja como seis meses”. No daba crédito. Funcionaba de manera autónoma gracias a la implicación y responsabilidad de la gente. Claro, esto no puede funcionar así eternamente. Por eso, se hizo un equipo nuevo pero con mucha experiencia.
¿Se nota la subida presupuestaria?
No hemos aumentado en grandes cantidades pero hemos jugado hasta con el último céntimo. Confío que para 2019 se note algún incremento.
¿Cuáles son los brazos que hay que reforzar?
La unidad operativa, por ejemplo. Se trata de un grupo de emergencias que van al campo, a la montaña, a las carreteras. Son los ojos de la Sala en el exterior. Lo que pasa es que son personas con una edad muy avanzada y habría que sumar, como mínimo 12 efectivos. Además, hay que cambiar casi toda la plataforma informática. El primer paso, cambiar la plataforma de voz. que se instaló en 2006 y cualquier día puede dar verdaderos problemas. Y luego están los planes operativos, que se han quedado anticuados y obsoletos. En estos tres años hemos trabajado mucho las nuevas maneras de enfocar una emergencia.
¿Puede Balears sacar pecho de su equipo de Emergències?
Sorprende bastante porque siendo pocos los efectivos y medios, funcionamos excelentemente. Cuando comparo el 112 de aquí con el de otras comunidades autónomas parecidas en población, como La Rioja o Asturias, veo que nos duplican en personal.
Y ellos sin el factor turismo.
Efectivamente, ni insularidad. Nosotros tenemos que desplazarnos continuamente. Te puede salir un incendio en una isla, otro en otra y un suceso en una tercera. Se complica todo mucho. Siendo pocos, vemos que el Estado nos pide gente nuestra para representarle en temas de Emergencias, la Unión Europea nos ha pedido expertos nuestros para ir a escenarios internacionales. Esto me enorgullece.
Están trabajando en el E-Call, el sistema de aviso automático tras un accidente de circulación. ¿Qué otros proyectos están impulsando?
Por ejemplo, un programa nuevo de playas de integración de todos los socorristas en un mismo banco del 112 para no perder tiempo, hemos salvado 48 personas ahogadas. Esto es porque en los tres primeros minutos hubo un socorrista en la playa que intervino. Si coges a un ahogado después de tres minutos, ya no hay nada que hacer: estará muerto. Vamos a integrar todo esto en la Sala. Además, hemos trabajado mucho en geoposicionar fincas, sobre todo en las Pitiüsas. Hay que pensar en el tiempo que ahorraremos, muchas veces se pierde porque es un camino, parcela… Cuando llega la ambulancia, ya estás enterrado. Soy el número 54186 de tal municipio, necesito ayuda porque creemos que hay un infarto.
Es increíble que una comunidad como ésta, eminentemente turística, tenga estos retrasos.
Piense que esta Dirección nació en 2003, todo su potencial lo implementó en el 112 al comienzo y luego, cuando la cosa se estabilizó, vino la crisis. Nos paralizó. Como ciudadano, pienso que llevamos 7 años de retraso. Al llegar, les decía a mi equipo más próximo: “¿Pero qué habéis hecho todos estos años?”.
¿Y todas las carencias las han ido supliendo otros Cuerpos?
Claro, con cuerpos de seguridad, bomberos, etc. Nosotros estamos aquí para coordinar y durante años, no ha habido. Yo no tengo tropa ni tanques, pero tengo los generales, los técnicos y la estrategia. Cada uno de los organismos tiene su visión peculiar y particular y nosotros debemos montar el engranaje.
¿Hay falta de efectivos de Policía Nacional y Guardia Civil?
Sí, estamos en contacto con Delegación de Gobierno para decirles que no son suficientes los efectivos. Tenemos problemas con policías locales y los refuerzos que llegan de la Península no hacen subir el número, a mí que vengan 150 efectivos no me soluciona nada. ellos son conscientes y he oído comentarios suyos de que al menos, se necesitarían 250 y 300 efectivos.
De Policías Locales también.
Hemos cambiado la normativa pero los frutos se van a empezar a recoger en dos años. Ahora tenemos una pirámide de edad muy envejecida.
¿Cuál es el mensaje para todos aquellos que quieran entrar a estos Cuerpos? En los últimos años parece que no han tenido muy buena fama.
Yo creo que hay que resucitar esa llama pequeña que todos los que nos dedicamos al servicio público tenemos dentro, esa vocación. Das sin esperar nada a cambio porque sabes que la recompensa te viene en forma espiritual al final de tus días.Hay miradas, hay agradecimientos imborrables. El otro día, Protección Civil de Montuïri y Bombers de Mallorca sacaban a un hombre de un pozo y éste se agarraba con fuerza a la mano de uno de ellos. Yo sé que esa mirada, aquel silencio, es una recompensa inconmensurable. Por eso, hay que volver a esas Policías Locales que dan servicio en las cosas pequeñas. Estamos para resolver conflictos en la primera instancia y con este Govern -yo desde Interior- lo que intentamos es el cambio de mentalidad. No queremos gente que baje de un helicóptero con la boca y los dientes, sino profesionales que sepan escuchar, gestionar, negociar, y prevenir sobre todo.
En temas de yihadismo esta labor ha sido y es fundamental.
Sí, en primera instancia sí, pero hay que saber donde está la mezquita, vigilarla, saber quién es el presidente y si ellos tienen algún problema grave -que los hay- deben saber que cuentan con el Jefe de la Policía Local de su municipio para arreglarlo.
Desde hace años, Palma está en el punto de mira. ¿Va en el camino correcto?
Yo creo que sí, es difícil, pero se puede. Tenían muy interiorizado lo de seguridad ciudadana y ahora están cambiando el chip. Falta que cale en todo el Cuerpo.
Cambiando de tema. ¿Sigue habiendo guerra de ambulancias?
El tema está bastante solucionado, al menos en nuestro departamento. Había un problema de descoordinación entre empresas privadas, IbSalut y nosotros y a principios de 2016, se pactaron un acuerdos y procedimientos y bajo nuestro criterio, funciona. Seguro que es mejorable pero se le ha puesto remedio.
¿Cómo valoraría el año 2017 en incidencias? ¿Hay algún fenómeno que le preocupe especialmente?
Veo madurez en la sociedad, percibo que la sociedad entiende a la perfección lo que es una gestión de emergencias. Las cifras nos indican que los ciudadanos hacen un buen uso del servicio público. Las 117.000 emergencias reales las estamos gestionando bien. Alguna ha ido mal… Es humano.
Lo dice por el caso del operador que colgó dos veces a un joven que llamó pidió auxilio porque pensaba que era una broma.
Sí, somos muy autocríticos y por eso reconocimos el error, pedimos disculpas. El operador, en concreto, reconoció que se había equivocado y lo ha pasado francamente mal. Sabía que se había equivocado y lo que suponía. Asimismo, la familia vino, se les explicó lo ocurrido y se les pidió perdón.
Cierto es que el otro día conocimos que en un año se habían producido 8.000 llamadas que eran bromas.
Sí, es gente joven que quiere hacer una gracia o le pica la curiosidad de a ver qué pasa. Ésto jamás debería ocurrir, pero el hecho es que en 2013 eran 15.000 y en 2017 hemos bajado a 8.000.
¿Tiene solución?
El día 2 hay una reunión en Valencia de directores de 112 y el director de aquí, Vicente Soria, se lleva esta cuestión en la mochila. Hay protocolos para tratar estas llamadas y se discutirá la necesidad de cambiarlo o no a nivel estatal.