Según han expresado, la argumentación recogida en la sentencia hecha pública este jueves, especialmente en el voto particular, “naturaliza la violencia sexual y descarga el enjuiciamiento en el comportamiento de la víctima antes, durante y tras la agresión”.
Así, recuerdan que, tal y como se recoge en el Convenio de Estambul, considerado como el marco jurídico más completo para combatir la violencia contra niñas y mujeres, se define legalmente la violación como las relaciones sexuales sin consentimiento.
Este Convenio fue ratificado en 2014 por España, “un país en el que se denuncia una violación cada ocho horas”, indicador de la situación de “violencia estructural que sufre la mujer y que tiene en este tipo de agresiones su expresión más extrema, estigmatizante y violenta”.
“La intimidación y la violencia no se ejercen únicamente de forma expresa, sino que es más que suficiente la posición estructural de fuerza del hombre”, han aseverado.