La entidad ha destacado que los datos indican que a los 12 años, en el comienzo de la educación secundaria, tres de cada cuatro niños tiene móvil y “asiste al colegio con un teléfono en el bolsillo o en la mochila, salvo que el colegio los prohíba expresamente”.
Hay centros que permiten su uso dentro del colegio e incluso en las propias aulas como una herramienta educativa y es posible para los alumnos utilizarlos puntualmente en clase para buscar información e investigar.
La entidad cita un estudio de la London School of Economics realizado con 130.000 alumnos de 16 años, según el cual las escuelas que prohíben a los estudiantes llevar los teléfonos a clase han visto una clara mejora en los resultados de las pruebas académicas y el impacto de prohibir los teléfonos a los estudiantes equivale a una hora adicional de clases por semana, o a aumentar el año escolar en cinco días.