Inglaterra anda consternada, después de que hoy haya salido a la luz un informe independiente en el que se acusa a la doctora Jane Barton de haber acabado con la vida de 450 de sus pacientes, en el Gosport War Memorial Hospital de Hampshire, a base de opiáceos.
La doctora, de 69 años y ya retirada, podría estar residiendo en Menorca, según han relatado algunos de sus vecinos al diario The Sun.
Según este informe, Barton ejerció un “desprecio por la vida humana y una cultura de acortar la vida de un gran número de pacientes”.
El estudio, que ha costado 14 millones de euros y ha tardado cuatro años en ver la luz, habla de que la doctora contaba con un “régimen institucionalizado” de prescripción y administración de opiáceos sin justificación médica que acortó la vida de 450 personas en el hospital de Hampshire entre 1989 y 2000.
The Sun asegura que otros 200 pacientes podrían estar igualmente afectados, pero que la falta de documentación ha impedido probarlo.
Conocida con el sobrenombre de la “doctora opiáceo” -siempre según el informe que ha dirigido James Jones, obispo de Liverpool-, Barton encargaba que se administraran dosis elevadas de diamorfina (heroína) a sus pacientes, unas cantidades que ni las enfermeras ni nadie cuestionaba. El Consejo Médico General ya declaró a Barton culpable de 11 muertes por “casos de mala conducta profesional grave” en 2010.
La doctora dejó entonces de ejercer. Y ahora, según sus vecinos y refleja el diario The Sun, estaría viviendo en Menorca.
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